Criando monocultura globalizada
Hay consecuencias de la globalización buenas y malas, previstas e imprevistas, monumentales e insignificantes; muchas las hemos discutido en este espacio, la que tocaremos hoy ha pasado desapercibida a pesar de que tiene un impacto exponencial.
Cuando era niño, Beverly Hills 90210 (que reinició ayer casualmente) cautivó la atención de mi generación y la preocupación, entonces era que copiáramos el comportamiento que veíamos en la televisión. La angustia y la tensión del drama adolescente no permeó el comportamiento de mis compañeros. La división cultural entre un suburbio acaudalado de California y Guadalajara creaban una perpendicular en lugar de un paralelo, pero ahora entiendo la preocupación. No es solo proteger a la juventud de un comportamiento ajeno, es tratar de preservar un estilo de vida que fomenta valores y comportamientos que apreciamos en nuestra cultura.
Desdelosnoventasehantumbadoprácticamente todas las barreras que mantenían la identidad cultural. La migración, la interconectividad y su inmediatez han creado una igualdad de información por encima de fronteras que hacen que crecer en un continente no sea tan diferente a crecer en otro como lo era hace 20 o 30 años. A nivelmundial,losbeneficios(de todo lo globalizado), son mayores a los costos, pero eso no significa que ha sido barato o que debamos asumir lo que nosestácostandosintratarde amortiguarlo.
La diferencia entre ver Beverly Hills 90210 doblado en el Canal 5 meses después de que los episodios hayan sido transmitidos por Fox en Estados Unidos es sustancial con ver 13 Reasons Why en Netflix el fin de semana que salen todos los episodios al mismo tiempo para todos los otros adolescentes del mundo y poderse conectar para comparar la experiencia de la adolescencia ficticia con sus realidades simultáneamente. Mientras que Brandon y Brenda, los personajes “normales” que entran al bizarro mundo de Beverly Hills, eran la conexión que nos hacía identificarnos con el elenco, jamás conectaron personalmente de la manera quelosadolescentesdehoyestánconectadosentre sí alrededor de la monocultura globalizada.
Para los padres de familia esto representa un reto muy diferente. Ya no solo hay que mediar las diferencias de crianza en reglas, permisos, mesadas y regalos con los otros papás de la escuela, sino con todos los jóvenes del mundo. Es lo mismo con las tragedias, la psicología de nuestros jóvenes está siendo impactada por las matanzas escolares en Estados Unidos, las tasas de suicidio en el Oriente y Escandinavia y las restricciones de derechos humanos en Asia, África y el Medio Oriente.
Pensando utópicamente, el resultado final puede ser una generación de ciudadanos globales que unidos pueden resolver temas como la pobreza, desigualdad y libertad; pero el costo es que ya no hay una definición clara de lo que es la juventud mexicana (o israelí o colombiana). Elementos como la unidad familiar, la picardía, la caballerosidad (y la femineidad) se están volviendo más difíciles de poner en práctica al educar a nuestros jóvenes.
Desde los noventa se han tumbado barreras que mantenían la identidad cultural