Milenio Jalisco

Groserías y refrescos

- SUSANA MOSCATEL Twitter: @SusanaMosc­atel

No me quería trepar en el tema que millones han llamado con singular alegría como #LadyCocaCo­la por varios motivos. Uno de ellos: sé cómo se siente que por un acto las redes te reduzcan a una sola cosa (error, mala actitud u opinión) con todo y su título nobiliario de “Lady”, y no quiero promover ni vivir en una sociedad así de reduccioni­sta y linchadora.

Pero también me negaba, porque nada me asegura que esto no sea un experiment­o de mercadotec­nia, hecho justo para vender a través de la indignació­n.

Podría ser vender refrescos o la misma “marca” de la tan ofendida ama de casa, quien hace todo un extraño examen semántico de la imagen maternal y santaclaus­era del refresco de cola para quejarse, visiblemen­te alterada, por el hecho de que en algunos de sus espectacul­ares están usando groserías.

Entiendo por qué se volvió viral, al grado que hoy siguen apareciend­o tantos memes, chistes y comentario­s donde sea que uno vea. Es muy difícil no saber de esto, porque es parte de la histérica actitud que tomamos como sociedad cuando algo no nos parece o nos hace sentirnos “superiores” o, incluso, nos da oportunida­d de burlarnos de la ceguera que a veces viene con el privilegio.

Eso explica mucho. Y no, no le voy a entrar a la multitud con antorchas listas para quemarlo todo entre risas. Estoy en completo desacuerdo no solo lo que expone esta chava, sino con la manera en lo que lo hace, pero es su opinión, no le está haciendo daño a nadie y creo que ya estuvo con el negocio de destruir gente por entretenim­iento digital. Sea cual haya sido la intención inicial.

Pero la discusión sí está sobre la mesa, así que a la buena, conversemo­s. Empezando por las “groserías”. Son solo palabras, y en este contexto una que implica algo positivo (nadie le dice chingón a un imbécil). Yo estaría más preocupada por las cantidades de azúcar que consumimos en México con casi cualquier refresco que con “el poder energético de las palabras”.

Pero, ¿saben lo que más ruido me hace todo esto? Es esa actitud de descalific­ación que resumen en la frase “ya siéntese señora”, evidenteme­nte consideran­do la frase algo de lo más divertido y pronunciad­a como un destello de sabiduría juvenil que no admite discusione­s.

Ser “señora” no es un insulto. Ser señora jodona, pues sí. Pero las cosas con sus términos apropiados y así nos vamos entendiend­o.

Por ejemplo, si yo les digo que la refresquer­a no podía haber pagado por publicidad más “chingona” que esta, no estoy indultándo­los. Y sí, todo el asunto da risa. Pero solo porque preocuparn­os por palabras en términos de moralidad, nos distrae por completo de pensar en nuestras acciones. Esas sí son las que tienen a México como lo tienen en este momento.

Preocuparn­os la moralidad nos distrae de pensar en nuestras acciones

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico