Las guerras no se detienen unilateralmente
Ayer en la mañanera, el presidente Andrés Manuel López Obrador admitió que han sido tiempos difíciles en cuestiones de seguridad, pero que no cambiará lo que llamó el nuevo paradigma de combatir las causas de la violencia y, sobre todo, no combatir con violencia a los violentos.
Pero tal vez la lección de las matanzas de las últimas semanas sea que uno puede iniciar una guerra unilateralmente, pero no terminar una guerra unilateralmente. Le robo la frase a Nacho Marván en el Boterponto de ayer.
El caso de la masacre del lunes en Sonora es un buen ejemplo.
Un buen reportaje publicado ayer en The Washington Post cuenta cómo la comunidad mormona de la región, como resultado de la ausencia de Estado, de gobierno, tenía una especie de pacto con el grupo criminal de la zona, donde por mucho tiempo unos no se metían con los otros. Narra Kevin Sieff con base en testimonios de los habitantes de la comunidad cómo se lidiaba con los retenes permanentes del cártel, por ejemplo, había respeto, los delincuentes en su negocio criminal, los habitantes de la zona en su vida cotidiana y todo en paz… Hasta que no. Como suele suceder con esos pactos.
Cito un párrafo de la nota: “En los últimos meses, había señales de que la paz se estaba deteriorando. Por primera vez, el cártel local ordenó que las familias de La Mora no compraran su combustible a Chihuahua, lo que financiaría al cártel rival. Hombres desconocidos aparecieron en los puestos de control habituales. Parecían más nerviosos, a veces apuntando armas a los transeúntes. Los rumores se extendieron sobre la intensificación de la guerra territorial entre grupos criminales”.
¿Qué pasó en los últimos meses? ¿De qué dependió ese cambio? ¿Qué rompió la pax narca en aquel aislado lugar? Vaya usted a saber, tal vez una bronca entre organizaciones de Sonora y Chihuahua, o la fractura de una de las organizaciones, en fin.
Lo que no parece ser factores si el gobierno está en guerra, o no, o si aplica violencia,o no, o combate las causas sociales.
La bronca, las broncas que terminan en esas mascares son otra cosa. Sus lógicas, sus mecánicas, sus incentivos están en otra parte.
El Presidente insiste en su plan de combatir las causas de la violencia