Corrupción en ambos lados
Pedir que Estados Unidos controle el tráfico de armas es lo mismo que pedir en México combatir al crimen con abrazos, y no balazos; es decir, no servirá de nada.
Las armas llegan de Estados Unidos de la misma manera en la que la droga viaja de aquí para allá: cruzando la extensa frontera que existe entre ambos países. Y para que tanto armas como drogas puedan cruzar sin problemas, se necesita que los aduaneros de ambos lados de la frontera miren hacia otro lado, a cambio de enormes cantidades de dinero. Tan corrupto es el lado mexicano de la línea, como el lado contrario.
En Estados Unidos se pueden comprar legalmente una, dos o cientos de armas de grueso calibre con sus respectivas municiones. Y millones de armas se venden cada año, por lo que difícilmente un presidente de aquella nación se atreverá a realizar un control de armas. Sería un suicidio político.
Pero las armas que se venden en Estados Unidos no aparecen espontáneamente en México. Alguien tiene que comprarlas primero, y luego traerlas a nuestro territorio, y seguramente ese alguien es el narcotraficante que regresa con su vehículo vacío luego de entregar las drogas del otro lado de la línea.
Por eso me sorprende tanto silencio en torno al sistema aduanal de ambos países. ¿De veras no podemos ver que tiene que existir una red de funcionarios corruptos que vive gracias al dinero que les deja tanto movimiento ilegal transfronterizo?
Si en México queremos resolver al menos parte de ese problema, tendríamos que crear una fuerza nueva que sea la responsable de vigilar lo que va y viene entre ambos países. O que la Guardia nacional duplique su número de elementos, y que cientos, miles de ellos estén al pendiente de vigilar camiones, contenedores, trenes y aviones. Tal vez no logren detener todo, pero si por un par de años se puede obstaculizar el flujo que tan cínica y despreocupadamente existe hoy, algo se habrá logrado.
El problema está en los puntos de control, justo en donde se revisa lo que se transporta. Y de ambos lados de la frontera. Estoy convencido de ello. Por eso todo lo que se diga o haga fuera de esos sitios, no servirá de nada.
Me sorprende tanto silencio en torno al sistema aduanal