Regina Reyes-Heroles
“De los popotes a las bolsas, nuestro consumo debe cambiar”
Hoy son las bolsas de plástico en las tiendas; hace un año fueron los popotes y pronto veremos más legislación con foco medioambiental. La constante: nuestro consumo debe cambiar.
En México se recolectan diario 103 mil 126 toneladas de residuos sólidos urbanos —basura—, según Ecoce. De estas solo 44% llega separada, al resto de los mexicanos les da igual y la mezclan.
Este es un juego de tres: la empresa, el gobierno y el ciudadano. Si cualquiera no asume su corresponsabilidad, el futuro de todos se tambalea.
Muchas empresas ya entendieron que para sobrevivir deben ser sustentables. Un ejemplo es Unilever, que desde 2017 opera sus cuatro plantas en México al 100% con energía renovable. Además, a finales de 2019 se comprometió a que sus empaques sean reusables, reciclables o compostables para 2025, y a reducir el uso de plástico virgen en 50%.
El reto no está ya en las multinacionales, sino en que las pymes —90% de los negocios— se suban y asuman su parte.
El gobierno hace esfuerzos. Otro ejemplo es el Acuerdo Nacional para la Nueva Economía del Plástico en México firmado por 60 empresas en el Senado y cuyos acuerdos se registrarán ante la Semarnat. El objetivo: una correcta gestión de residuos vía economía circular. Por cierto, este será un tema en el Milenio Foro, Reciclar es la clave.
Todo suena genial. Pero, ¿qué nos toca a nosotros? En el estudio The Future of Urban Consumption in a 1.5°C World, de C40, una red de las 94 ciudades más grandes del mundo, se muestra que los dolores del medio ambiente están ligados al consumo. Esas 94 ciudades —que incluyen a la CdMx— son responsables de 10% de los gases de efecto invernadero en el mundo. Concluyen que el rol del individuo es más relevante de lo que se cree. “Los consumidores individualmente no pueden cambiar cómo opera la economía global, pero muchas intervenciones claves sí dependen de la acción individual”. Lo que usted y yo hagamos importa.
México es exitoso en acopio y reciclaje de PET, por ejemplo, recupera 56% de estos envases (más que en Estados Unidos, Brasil o Canadá). Aunque el PET representa solo 5.1% del total de los residuos.
Para que el éxito del caso de PET crezca, se mantenga y se repita en más tipos de envases o de residuos, necesitamos que el otro 66% de los mexicanos separe sus residuos. Desafortunadamente, nos falta interés: los consumidores en Europa sí harían un esfuerzo por reducir su impacto, mientras que la mayoría en Asia y América Latina aceptó tener poco o ningún interés de hacerlo; descartan el problema, según Who cares?, who does? de Kantar Worldpanel.
El futuro depende del triángulo equilátero entre empresa, gobierno y consumidor, cada lado debe hacer su parte. Ya no hay tiempo y la verdad, querido lector, la mayor carga la tenemos los consumidores finales.