La lotería delegacional
Toda una sorpresa resultó para quien esto escribe el método de selección de delegados del Instituto Mexicano del Seguro Social. Se trató de un sorteo (con urna y niños gritones incluidos), donde se sacaron nombres de las personas que, previo examen y revisión de méritos, fueron destinados a cada una de las delegaciones del instituto en todo el país. En el caso de Jalisco, la encargada de la “Oficina de Representación” (así llaman ahora a los delegados del IMSS) resultó ser la maestra en Enfermería Edith Bermúdez Alonzo.
Mi primera impresión cuando me enteré del sorteo, fue que era un método frívolo. Sin embargo, al enterarme un poco más a fondo del sistema para decidir, no me pareció tan descabellado.
Resulta que todos los aspirantes a convertirse en delegados tuvieron que demostrar su capacidad técnica y administrativa, además de entrevistas y un examen para saber si contaban con lo solicitado para el cargo. Luego, entre los aspirantes que cumplieron los requisitos, se hizo un sorteo para decidir a qué estado del país se irían a trabajar.
La novedad se antoja interesante. Por supuesto que falta ver el resultado del trabajo de las mujeres y hombres seleccionados, pero de entrada se rompe una tradición que aparentemente no siempre resultó buena: que los delegados fueran colocados a sugerencia o, en el mejor de los casos, en acuerdo con los gobernadores.
Porque para nadie era un secreto que por décadas los delegados federales llegaban a su cargo palomeados por el gobierno estatal. El argumento era que dichos funcionarios conocían el estado, y que tenían vínculos de comunicación con las autoridades. Eran de casa y de confianza, pues.
En principio nombrar delegados de la manera tradicional resultaba lógico. Con ello se evitaba que alguien de fuera llegara a trabajar sin conocer bien la entidad. Incluso en muchos casos el funcionario era alguien surgido de las filas de la dependencia que representaría. Pero también había un factor a revisar: la cercanía (poca o mucha) de delegados con los gobernadores abría la puerta a cierta laxitud en el trato, y que el funcionario trabajara como una especie de doble agente.
La 4T trajo un cambio en el tema. Ojalá sea positivo.
Se rompe una tradición que no siempre resultó buena