Lluvia solidaria para la diáspora
Coronacrisis. Recaudan más de 2,500 millones de euros para los venezolanos que han huido de su país
Las imágenes solidarias de emigrantes venezolanos enterrando cadáveres en Perú, desinfectando instalaciones contaminadas en Colombia o luchando dentro de los hospitales ecuatorianos contra el Covid19 sobrevolaron ayer la Conferencia Internacional Telemática, que pretendía ayudarles tanto a ellos como a los países de acogida ante una «crisis sin precedentes». La mayor vivida en América Latina, con millones de evidencias, que no obstante no es reconocida por el Gobierno de Caracas.
Pese a su ferocidad, la pandemia que azota al planeta no consiguió contagiar a los 60 países donantes, que sumaron más de 2,544 millones de euros, entre donaciones y préstamos, para la causa. La iniciativa contó con el empuje inicial del Gobierno de España, la Unión Europea, la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Todos ellos fueron señalados por las autoridades bolivarianas, incluso Nicolás Maduro acusó a ACNUR de ser unos «bandidos y unos miserables» y de estar regida por agentes del Departamento de Estado de EEUU.
«La solidaridad de los países de la región, que desde hace años están acogiendo a estos migrantes y refugiados, se ha visto reconocida y respaldada», se congratularon la UE y el Gobierno español, que también contaron con Noruega y Canadá, sede de la próxima cumbre, como países coorganizadores.
A la cabeza de las aportaciones se situó el Banco Europeo de Inversiones, con un préstamo de 400 millones de euros y la UE, con 144 millones en fondos. La contribución española asciende a 50 millones en tres años, la gran mayoría para Colombia, Perú y Ecuador.
Una lluvia de millones de euros para una tarea monumental: entre cinco y seis millones de criollos sufren por multiplicado la coronacrisis, pero lejos de sus hogares, con sus trabajos bajo mínimos y con la amenaza de perder sus alquileres. Todo ello en medio de la recesión que ya amenaza a sus nuevos países, ya sea Colombia (con 1,8 millones de emigrantes), Perú (cerca del millón) y Ecuador (en torno al medio millón).