Milenio Jalisco

México evadió un Guantánamo

- AGUSTÍN GUTIÉRREZ CANET gutierrez.canet@milenio.com @AGutierrez­Canet

Escribí en mi anterior columna cómo México estuvo a punto de enfrentars­e con Estados Unidos, en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, lo que no solo logró evitar Lázaro Cárdenas, sino que pudo preservar la soberanía nacional.

Recordé que el general Cárdenas se reunió en 1942 en Ti juana para dialogar con su contrapart­e est ad u ni dense, JohnL.DeWitt.

Localicé ahora en los Archivos Nacionales en Col le ge Park, Mar yland, una película de dicha reunión que no he podido ver al estar cerrados por la cuarentena.

Sin embargo, la ficha describe que el general DeWitt fue recibido en la frontera en Ti juana por el general Juan Felipe Islas; revisó una guardia de honor y ambos pronunciar­on discursos antes de iniciar las conversaci­ones privadas.

Sobre este episodio se refirió el distinguid­o historiado­r Miguel León Portilla, cuando en 2015 obtuvo el Premio Am ali aS olórz ano de Cárdenas:

“En ese contexto ocurrió un hecho de considerab­le gravedad. El día 7 de diciembre de 1941 se concentrar­on a lo largo de la línea divisoria tropas norteameri­canas con artillería y otro simple ment os bélicos… Escribe Cárdenas en sus Apuntes que concertó entonces con suma urgencia una serie de entrevista­s con el general John L. DeWitt, comandante de esas fuerzas norte americanas… En esas conversaci­ones, el general Cárdenas hizo saber al general DeWitt que México se oponía rotundamen­te ala entrada de tropas est ad unid en s es que pretendier­an cruzar la línea para establecer bases en diversos puntos de la Baja California… La conclusión fue que México no aceptó intervenci­ón alguna de Estados Unidos, lo que obligó al comandante est ad unid en sea ordenar el retiro de las fuerzas bajo sumando. De este modo, la Baja California se salvó de que en ella se establecie­ran bases que hubieran sido a la larga, como en el caso de Cuba, una serie de Guantánamo­s que se quedarían para siempre” (La Revista de la Universida­d de México, número 140, año2015).

Luego de las conversaci­ones con el ex presidente Cárdenas, el mandatario Harry Truman recibió aD eWitt, enSanFranc­isco:

“Tuve una muy satisfacto­ria entrevista con el general DeWitt.Sab el oque está haciendo y la costa( del Pacífico)está razonable mente segura en sus manos ”, escribió Truman en una carta del 10 de marzo de 1942, dirigida a su esposa, Bess, pero no reveló nada sobre México.

Lo que estaba haciendo el general DeWitt, con la satisfacci­ón de Truman, era internaren campos de concentrac­ión a unos 100 mil ciudadanos nipo-est ad unid en s es y privarlos de sus propiedade­s, infamia por la que años después, el presidente Ronald Reagan ofreció una disculpa forma la los descendien­tes y un pago simbólico de 20 mil dólares a cada uno.

Lo que no pudo hacer Estados Unidos, siendo aliados de México, fue abrir bases militares en la península, gracias al comandante Cárdenas.

Como bien lo dijo León Portilla, estaríamos como en el caso de otro Guantán amo. Por un tratado perpetuo de que los cuba nos no cobran ._ 1934, Estados Unidos paga a Cuba anual mente 4 mil dólares de renta por la ignominios­a base naval.

El gobierno revolucion­ario impugnó el acuerdo, pero Estados Unidos se rehusó a rescindirl­o y cada año deposita los 4 mil dólares en una cuenta bancaria en Suiza

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