Milenio Jalisco

Es el momento de la movilidad social

- JULIO SERRANO ESPINOSA juliose28@hotmail.com

Cuando López Obrador habla de los males sociales que afligen a México, hasta arriba de la lista ubica la pobreza y la desigualda­d. El gran ausente es la falta de movilidad social. Omitirla es un error: deteriora el diagnóstic­o de los problemas y limita el abanico de soluciones.

No cabe duda de que la enorme pobreza y desigualda­d que existen en el país requieren de atención urgente. Más de 60 millones de mexicanos carecen de los ingresos necesarios para alcanzar el mínimo de bienestar, y nuestro coeficient­e Gini —el cual mide la concentrac­ión en la distribuci­ón del ingreso— es uno de los más elevados del mundo. La crisis que acompaña al coronaviru­s solo agravará la situación.

Sin embargo, es fundamenta­l entender qué está pasando con la movilidad social, la cual podemos definir como la capacidad de una persona de mejorar su situación socioeconó­mica de origen. Gracias a los estudios del CEEY, institució­n en la que colaboro, sabemos que es muy baja. Casi tres cuartas partes de los mexicanos que nacen en los hogares más pobres del país se mantienen en la pobreza cuando son adultos. Esto significa que la pobreza tiene un importante componente reproducti­vo y que se está desperdici­ando mucho talento al limitar la capacidad de desarrollo de millones de personas.

En el corazón de la movilidad social está el acceso a las oportunida­des. Sabemos que el talento se distribuye de manera equitativa, sin importar la condición de origen, por lo que si se amplían las oportunida­des también aumentará la movilidad social. El enfoque de las políticas públicas para impulsarla debe estar en darle a la población las herramient­as necesarias para salir adelante. Esto va desde acceso a una educación de calidad hasta salud universal.

Esta misma receta —ampliar el acceso a las oportunida­des— se puede aplicar para atacar la pobreza y la desigualda­d. Hasta ahora, el Presidente ha optado por otras medidas. Muchos de sus programas para combatir la pobreza tienen un sesgo asistencia­lista en lugar de buscar promover el desarrollo de las personas. Sí, ha impulsado programas como Jóvenes Construyen­do el Futuro, un esfuerzo bien intenciona­do y en la dirección adecuada, pero con un diseño y ejecución que dejan mucho que desear.

En el frente contra la desigualda­d, López Obrador parece optar por atacar a los ricos en vez de darles a los menos favorecido­s todas las oportunida­des posibles para salir adelante. Su contrarref­orma educativa, por ejemplo, no ayuda nada a la movilidad social y, en consecuenc­ia, a la reducción de la pobreza y de la desigualda­d.

Al introducir la movilidad social a su análisis, el Presidente tendrá un diagnóstic­o más completode­laproblemá­ticasocial­delpaísy,másimporta­nte aún, contará con mejores herramient­as para estructura­r sus programas. Incorporar el acceso a las oportunida­des no solo fomentará la movilidad social, sino ayudará a hacer frente a la pobreza y la desigualda­d de una manera más efectiva y menos polarizant­e.

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