Milenio Jalisco

Álvaro Cueva

Cambiará poco, casi nada, con la nueva normalidad

- ÁLVARO CUEVA alvaro.cueva@milenio.com

La nueva normalidad no es ir saliendo poco a poco y con precaución de nuestros hogares para encontrar trabajo. Lanuev anormalida­des que se vaya AMLO,qu ese quede, decir que te odio, hacerte ver que cualquier cosa que digas o que hagas va a estar mal. Y no importa si eres el presidente, una eminencia o parte de mi vida. No te soporto. No te creo. Todo estaría mejor si no estuvieras donde estás.

Si usted era de las personas que suponía que después del encierro la humanidad se iba a volver más amorosa, respetuosa y ecologista, qué pena me da su caso. Después de tantos días, semanas, meses de reclusión, lo menos importante es el amor. Lo menos importante es el respeto. Lo menos importante es el planeta.

Hay que sobrevivir, hay que ganar esta batalla, y si para ganar hay que pasar por encima de alguien, perfecto. Vamos con todo en el rencor. Bienvenido el desenfreno, el crimen y el vicio. Bienvenida­s las protestas, los bloqueos y la destrucció­n. Bienvenido­s los golpes, los insultos y las calumnias. Después de todas estas pérdidas, de todo este sufrimient­o, nada ni nadie nos va a volver a contener, a limitar.

De nada sirvió haber sido buenos, cumplidos y educados. De nada sirvió haber apostado por un cambio. De nada sirvió haber tenido esperanzas.

La pandemia nos atacó igual. Nos quitó gente. Nos quitó dinero. Nos condenó. Y la culpa no es nuestra, es de los demás. De los que no supieron reaccionar a tiempo, de los que tomaron las peores decisiones, de los que nos corrieron.

La culpa es de los que no respetaron la cuarentena, de los que no siguieron las recomendac­iones, de los que no dicen la verdad. Nosotros somos los únicos que tenemos la razón, los únicos que entendemos, los únicos que sabemos hacer la cosas.

Lanuevanor­malidadsom­osnosotros­yloúnicoqu­e valelapena­esloqueest­uvoanuestr­oladoenest­osdías tan terribles. Por supuesto, no hablo de nuestras familias. Hablo de nuestros dispositiv­os, de nuestras plataforma­s y de nuestras redes sociales.

A ellas sí las queremos porque hacen lo que les decimos, porque dicen que nos aman y porque nos dejan ser. No nos juzgan. No nos limitan.

Por eso podemos andar en calzones y presumirlo. Por eso podemos decir groserías y sentirnos orgullosos, poderosos. Por eso les creemos más a ellas que a cualquier cosa real. Por eso compartimo­s todo lo que nos mandan.

La nueva normalidad no es lo que usted pensaba que iba a ser cuando nos pidieron que nos encerráram­os para protegerno­s del covid-19. La nueva normalidad es este periodo de rabia donde van a hacer explosiónt­odaslasemo­cionesques­eacumularo­ndesdeque inició la cuarentena. Y toda esta frustració­n, todo este dolor son ya una mina de oro para el oportunism­o ideológico, político y comercial.

Así como una persona que estuvo aislada durante muchotiemp­osetienequ­erehabilit­ar,setieneque­readaptar, antes de volver a la realidad, urge que nos rehabilite­mos,quenosread­aptemos,antesdepre­tender que esto vuelva a ser como en febrero.

Si no lo hacemos, aquí va a pasar algo muy feo, algo exactament­e tan terrible como la epidemia de odio, violencia y manipulaci­ón que ya comenzamos a ver en los medios, las redes y el mundo real. ¡Cuidado!

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