Llegar ganados
Adías de que iniciaron las campañas a gobernador en varios estados, a dos semanas de que arranquen las de diputados federales y a casi un mes de que miles de candidatos a alcaldes hagan lo propio, estamos a punto de concluir esta serie de entregas sobre los principales puntos y etapas electorales en México y otras partes del mundo.
Hoy toca hablar de la fase final de la campaña y el momento decisivo previo a la elección.
Cuántas veces hemos escuchado a los candidatos, líderes de partidos o estrategas políticos diciendo, luego de perder, “una semana más y hubiéramos ganado”. Pues entonces hubieran empezado una semana antes.
Claro que la ley también cuenta y cada vez impone más restricciones para evitar actos anticipados de campaña, que den ventaja a unos y se la nieguen a otros. Aun así, debemos hacer el mayor esfuerzo para llegar en las condiciones más competitivas a cualquier proceso electoral.
Dudo que haya un liderazgo que se construya de la noche a la mañana, por tanto, quien aspira y suspira por ser electo, tendría que haber hecho todo lo posible por darse a conocer entre sus futuros electores antes de que empiece su propia campaña y las de sus competidores.
Lo recomendable es arrancar bien posicionados y, de ser posible, como punteros indiscutibles de la contienda; de lo contrario, hacer cuanto esté de nuestra parte para arrancar con todo el ímpetu y la fuerza que nos pongan a la delantera desde el comienzo o al menos como el principal retador de la contienda.
Eso hicimos con Javier Corral en Chihuahua, en su pasada campaña a gobernador, ganarle “el tiro” al candidato independiente, que se perfilaba como favorito y plantar al panista como el principal opositor al régimen de César Duarte y de su candidato, a quien de paso nombramos como “El Candiduarte”.
No solo establecimos la “litis” de la campaña, dejamos fuera al independiente “Chacho” Barraza y le pusimos tremenda paliza al priísta, con todo y los cientos de millones de pesos que el entonces gobernador y hoy prófugo de la justicia, desvió del gobierno para favorecer a su alfil. Por eso creo que la mejor manera de ganar una elección no es atenerse a los azares del destino ni mucho menos a los factores exógenos, climáticos y astrológicos sino a una estrategia agresiva, decidida e imbatible que aplaste a nuestros adversarios, electoralmente hablando, capte la atención y el interés de los distintos segmentos y despierte la ilusión, la emoción y la alegría de una sociedad entera para que se vuelque a las urnas y vote a favor de nuestro proyecto.
Para llevar
Hace varias columnas y meses atrás, hablé de la importancia de construir una gran alianza opositora que hiciera frente al avance autoritario de Ya Sabes Quién, pero no como mera ocurrencia o concurrencia de los mismos intereses que afianzaron la llegada al poder de quien hoy lo ostenta sino a partir de una Convención Nacional Democrática donde coincidieran las fuerzas vivas e independientes del país, para ahí discutir, decidir y construir un nuevo modelo de nación que no busque solo derrotar al actual régimen, ni mucho menos volver al pasado abusivo y corrupto que debemos dejar atrás, sino sentar las bases del México moderno, justo y unido que nos merecemos. Pronto les diré en qué paró todo este cuento.
Lo recomendable es arrancar bien posicionados y, de ser posible, como punteros