El tamaño no importa
Horas antes del partido, Jürgen Klopp, entrenador de uno de los equipos más grandes de todos los tiempos, habló del campo de entrenamiento del Real Madrid, llamándole pequeño. Inconforme por sus dimensiones y su aspecto, poco habitual en partidos de esta envergadura, pero normal dadas las circunstancias, se quejó del escenario sin reparar en el tamaño de su rival y el prestigio que le avala en cualquier cancha del mundo.
Horas después, el Liverpool perdió tres goles a uno jugando un partido cortito contra un enemigo inmenso. Las declaraciones de Klopp fueron más desafortunadas que la derrota de su equipo. La Premier League es un campeonato cuya grandeza nace de los viejos y canijos territorios futboleros de la vasta campiña inglesa, donde equipos de la categoría del Liverpool y algunos más, suelen enfrentarse al futbol en estado natural, jugándose el honor en la tradicional FA Cup con equipos sencillos y en estadios muy humildes.
Meses atrás, cuando el poderoso y multimillonario Manchester City visitó al Cheltenham Town de la cuarta división inglesa, sus jugadores tuvieron que cambiarse en un bar aledaño a la cancha previo al partido. Guardiola, cuestionado por la “incomodidad” de la situación, reaccionó como generalmente lo hacen los clubes señores. ¿De dónde creen que venimos? –preguntó Guardiola a la prensa, refiriéndose al humilde origen de los jugadores profesionales– “No hace mucho tiempo, todos los que estamos aquí, entrenamos y trabajamos en condiciones similares”, recordó el técnico, pidiendo que no se olvide nunca el carácter que ofrece al juego este tipo de enseñanzas.
Dimensiones al margen, el Real Madrid volvió a demostrar la capacidad que tiene para jugar con grandeza sin importar el rival, el campo, la hora o el día. Su pequeña cancha de entrenamiento le quedó grande al Liverpool de Klopp. La vuelta, en una Catedral como Anfield, hará más grande su leyenda.
Las declaraciones de Klopp fueron más desafortunadas que la derrota de su equipo