Milenio Jalisco

“El panorama empeora con la participac­ión de policías en los delitos”

- Dora Raquel Núñez

Más de diez mil desapareci­dos reflejan la crisis de seguridad en Jalisco, y el panorama empeora con la participac­ión de policías en estos delitos.

La detención de siete elementos de la corporació­n de Acatic en la desaparici­ón de una familia, buscada desde el pasado 25 de marzo, no solamente debe al armar a la ciudadanía sino también a las autoridade­s, cuya estrategia para limpiar a las policías, evidenteme­nte, no ha funcionado, pues no es el único caso.

Cuatro elementos de Mez qui tic, entre ellos el comisario, fueron aprehendid­os y vinculados a proceso por desaparici­ón forzada de personas, homicidio calificado, abuso de autoridad, peculado y asociación delictuosa.

Este viernes serán sentenciad­osde T epa titlán acusados de la desaparici­ón de tres ciudadanos italianos.

Dos policías tapatíos se encuentran detenidos por el homicidio de un joven, cuya desaparici­ón fue denunciada por sus familiares, quienes desconocía­n su paradero desde que había sido arrestado por los oficiales.

La lista sigue, y estos son solamente los casos que han salido a la luz.

La intervenci­ón en las corporacio­nes municipal es ha revelado las las que laboran algunos elementos que no cumplen con los requisitos mínimo s que contempla la ley, como en Ja los to titlány Poncitlán, donde se detectaron a 42 uniformado­s sin antecedent­es ante el Consejo Estatal de Seguridad Pública en materia de control de confianza y que estaban activos.

Un policía corrupto ya no es una manzana podrida del árbol; el veneno viene desde la raíz, porque la filtración del crimen organizado en las policías municipale­s solamente es posible con la participac­ión de funcionari­os corruptos y una estrategia de seguridad ineficient­e, desde la capacitaci­ón policiaca hasta el combate a los delitos de alto impacto.

Desde hace mucho tiempo no hay tranquilid­ad, y aquellos que tendrían el deber de protegerno­s terminan siendo cómplices de los delincuent­es.

La detención y procesamie­nto de los policías involucrad­os en desaparici­ones y homicidios son pasos obligados en la búsqueda de justicia, pero no puede quedarse ahí. Urge un replanteam­iento en la manera en que se con forman y operan las corporacio­nes de seguridad, porque hasta ahora siguen dando varias manzanas podridas.

El panorama empeora con la participac­ión de policías en los delitos

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