La izquierda reacciona
El anuncio del plan de estímulo e infraestructura de la presidencia estadounidense y su reacción en los días consecuentes nos dan una muestra del futuro inmediato que visualiza la emergente ola de izquierda en el mundo. El plan, que necesita un presupuesto de $2,000,000,000,000 de dólares, busca fomentar el crecimiento económico e igualdad socioeconómica invirtiendo en transporte, innovación laboral y cuidado para personas con necesidades especiales. La propuesta, elogiada por líderes de izquierda alrededor del mundo, es todo lo contrario a los mecanismos con los que se ha buscado crecimiento económico en el mundo durante las últimas cuatro décadas.
Empecemos con el indispensable recordatorio, que la economía no siempre necesita los mismos estímulos, cada ciclo y época requieren de una respuesta a la medida, politizar la economía les beneficia a grupos específicos, así que siempre habrá quien apoya ciertas tendencias, pero para la suma de las partes, a veces funcionan estrategias de derecha o neoliberales y a veces de izquierda o más intervencionistas.
Desde al menos la década de 1980, con excepciones como China, hemos dejado el crecimiento económico en manos de la iniciativa privada. Lo hemos hecho bajando cada vez más los impuestos y tasas de interés, lo que deja el capital en manos de los empresarios quienes lo ponen a trabajar. La lógica es que en manos de un inversionista los retornos, sobre la inversión, se maximizan a tal grado que beneficia más a todos que si los administra un gobierno centralizado.
Objetivamente, creo que los libros de historia determinarán que el neoliberalismo ha funcionado hasta ahora, se ha creado mucha riqueza y la calidad de vida de todos ha mejorado. Sin embargo, estamos llegando al punto en el que las tasas de interés no pueden ser más bajas, frecuentemente estando en cero, y los impuestos tienen a los gobiernos en déficit y, mientras que yo creo que podrían apalancarse más antes de subir impuestos, la infraestructura pública en la mayor parte del mundo ya no está recibiendo el mantenimiento adecuado, lejos de mejorías. La pista de esta carretera se está terminando.
No solo eso, al poner el capital en menos manos, también ha hecho que los beneficios queden desproporcionadamente concentrados en quienes están en el poder y la tolerancia a la desigualdad, a pesar de que probablemente ha beneficiado a una mayoría generalizada, se está agotando, causando inestabilidad social en todos lados.
En resumen, el presidente de Estados Unidos está cumpliendo su promesa de campaña, buscando una ruta que continúe el crecimiento económico mientras atiende las necesidades de desigualdad social y es el momento en el ciclo para brincar a un plan así. Ojalá México siga el patrón general, pero no es el proyecto que sigue el grupo que está en el poder.
Ahora que, por supuesto, la ejecución ya muestra las ineptitudes de dejar el capital en las manos de quien no lo trabaja e ignora por completo la necesidad de mantener el poder para ponerlo en marcha, pero ese es tema para otra entrega.
La ejecución ya muestra las ineptitudes de dejar el capital en las manos de quien no lo trabaja