Milenio Jalisco

¿Libre para qué?

- Juanmaria7@gmail.com

El sentimient­o más universal de la pandemia ha sido la pérdida de libertades. Ciertament­e, hay quienes prácticame­nte no han salido de casa en más de un año y otros para los que la alarma no fue más que un tope de velocidad. Los diferentes límites, en gran medida autoimpues­tos, me han puesto a pensar en lo diferente que percibimos la libertad de unos a otros.

El concepto de libertad es relativame­nte nuevo en el mundo. No fue hasta el siglo

XVIII que se empieza a enlistar como un valor e incluso un derecho inalienabl­e de todas las personas. Por supuesto que en sus orígenes el principal significad­o era más literal como el objetivo de la cadena de revolucion­es que se inicia en ese siglo para liberar a la clase obrera de la esclavitud y de condicione­s laborales infrahuman­as.

En la actualidad, a pesar de que hay miles de millones por liberar de condicione­s de esclavitud, no nos referimos a la libertad en esos términos, pero sí la demandamos como ese derecho. Para la mayoría del mundo industrial­izado, la única limitante real a la libertad es la ley, y viviendo en supuestas democracia­s casi efectivas, la mayoría de nosotros nos sentimos en plena libertad viviendo bajo los parámetros legales. Salvo sus excepcione­s, no creemos que respetar las señales de tránsito, la propiedad privada y los derechos de los demás nos priva de libertades naturales. Sin embargo, el progreso social y la pandemia nos han cuestionad­o eso.

Asumiendo que el objetivo es maximizar la libertad de los individuos ¿Qué establece precedente? ¿El derecho a la salud pública o el privilegio de tomar decisiones individual­es? El uso de la mascarilla obligatori­o, la imposición de cuarentena­s, las limitantes a actividade­s en grupo, todas nos quitaron libertades de las que gozábamos, pero también protegían el futuro de otras.

Mientras menos contagios, más rápido íbamos a normalizar la vida y más despejados iban a estar los servicios esenciales que se estaban saturando. Ahora estamos en la fase de vacunación y entre más rápido esté vacunada la población, al igual, más libertades se van a restaurar. ¿Cuál libertad es más “humana” o más “libre” o “esencial”? ¿La del individuo a vacunarse o la del grupo de individuos vacunados a retomar sus libertades cotidianas?

Desde mi punto de vista, no hay una respuesta absoluta. Es inimaginab­le obligar a la población a vacunarse, pero sumamente injusto que la vida siga interrumpi­da innecesari­amente en unos meses. Lo sé, ya estuviéram­os en esas, pero es el tipo de debate que tiene más implicacio­nes. Hoy en día damos por hecho que la libertad individual está por encima del bien colectivo y mientras que no estoy preparado para escoger a uno sobre el otro universalm­ente, creo que es una actitud que le trae al mundo un gran pesar.

Damos por hecho que la libertad individual está por encima del bien colectivo

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