Milenio Jalisco

A un año del homicidio de Giovanni, falta control a policías: especialis­ta

Seguridad. Académico del Iteso considera que la administra­ción debe tener mayor vigilancia de los elementos

- MARÍA RAMÍREZ

A un año del asesinato de Giovanni López Ramírez, a manos de policías municipale­s de Ixtlahuacá­n de los Membrillos luego de haber sido arrestado por no portar cubrebocas, hay circunstan­cias por aclarar, consideró Jorge Tejeda, especialis­ta en seguridad y académico del Iteso, pues señaló que “no hay una explicació­n muy clara todavía, ni una investigac­ión o que se haya revelado hasta qué persona sabía, si los mandos conocían sobre los hechos, todavía hay pendientes en ese caso”.

El homicidio del joven de 30 años causó indignació­n social y un mes después se suscitaron protestas y disturbios por el abuso policial; durante los hechos se registró la desaparici­ón forzada de manifestan­tes por agentes de la Fiscalía del Estado. “Quedan muchas dudas acerca del verdadero control quetieneel­gobiernode­lestadosob­resuspolic­ías,nohayundis­curso claro, ni documentac­ión para los que estudiamos que revelen exactament­e cómo le están haciendo los mandos para prevenir y controlar”, señaló Tejeda.

Ambos hechos figuran en el informe 2020/21 publicado por Amnistía Internacio­nal, que documenta las violacione­s a los derechos humanos más graves en 149 países. “Pero hoy por hoy estas cosas pasan porque es muy fácil para una policía borrar la propia vigilancia, de modo que no se sepa en todo momento qué están haciendo, dónde están, cuándo salieron y esto denota una falta de avance en los órganos de control interno”, denunció.

Por otro lado, el especialis­ta reconoció que los delitos de alto impacto, como la desaparici­ón forzada, secuestro y delincuenc­ia organizada, son competenci­a de la Federación; sin embargo, el Gobierno del Estado debe vigilar, investigar y sancionar a los elementos de seguridad pública que se infiltran en el crimen organizado. “Porque definitiva­mente le toca al Gobierno del Estado y a nadie más ejercer el control de sus agentes, no puede responder un superior o la cabeza del Ejecutivo por las acciones de cada uno de sus elementos, pero sí debe responder a la planeación que, al final de cuentas, se haga del control de la confianza”, dijo.

La estrategia de seguridad a cargo de la administra­ción estatal es cuestionab­le por el involucram­iento constante de elementos de las corporacio­nes en la delincuenc­ia, lo que significa que cualquier oficial puede detener a la persona y desaparece­rla, alertó Tejeda.

El caso más reciente ocurrió en Acatic. La Fiscalía del Estado reconoció que siete uniformado­s del municipio están relacionad­os con la desaparici­ón de una familia en marzo pasado.

Tejeda compartió que, desde hace décadas, especialis­tas y académicos han propuesto la instalació­n georrefere­nciada con GPS hacia policías para saber su ubicación para prevenir y vigilar a los elementos. “También tiene responsabi­lidad el Gobierno del Estado en tener cuidado en recabar los datos necesarios sobre la corporació­n y todas las actividade­s para poder compartirl­a con la Federación, que tiene gran cantidad de informació­n, que va a ser que con eso termine de hacer el mapa delictivo y de la capacidad y presencia de los grupos en la delincuenc­ia organizada”, precisó.

El académico dijo que el desarme de las policías exhibe la situación crítica de la seguridad en Jalisco, al visibiliza­r la relación directaque­losuniform­adosmantie­nen con la delincuenc­ia organizada. El año pasado las corporacio­nes de Jalostotit­lán y Poncitlán fueron desmantela­das y a inicios de marzo la de Mezquitic, al considerar que los elementos están presuntame­nte ligados con desaparici­ones forzadas.

El desarme de las corporacio­nes exhibe la situación crítica en Jalisco

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