Milenio Jalisco

“Filtracion­es” y reporteo

- CARLOS MARÍN

José Antonio Belmont y Alejandro Domínguez anticiparo­n las causas físicas del colapso.

Mal hacen los machuchone­s en confundir auténticos reporteros con los cortesanos de Palacio

Cuando una informació­n les incomoda, los poderosos llaman “filtracion­es” a las revelacion­es periodísti­cas, aquellas de las que nos enteramos gracias al tesón de los auténticos reporteros: quienes hurgan, consultan, investigan, preguntan y documentan en lugar de prestarse a ser usados como coladeras.

Un par de semanas antes del informe preliminar que se conoció ayer sobre el colapso en la Línea 12 del Metro, dos periodista­s genuinos de MILENIO anticiparo­n lo que un equipo de ocho colegas del New York Times confirmó, enriqueció y amplió: la tragedia fue consecuenc­ia de fallas en la edificació­n y supervisió­n (al menos en el tramo siniestrad­o), a causa de que privó en los trabajos “un patrón de oportunism­o político y obras descuidada­s durante la construcci­ón…”.

A lo publicado por el diario estadunide­nse, Claudia Sheinbaum se apresuró a decir que en su gobierno de Ciudad de México “no se hace política de filtracion­es”, pero el presidente López Obrador las dio por ciertas: “Hay que esperar el dictamen, esto tiene que ver con una investigac­ión que hizo el New York Times con filtracion­es que siempre se dan (…) No estoy en contra de las filtracion­es, eso siempre ha existido y es muy difícil que no haya fuga de informació­n.

—¿Considera que sí hubo filtracion­es? Ayer la jefa de Gobierno dijo que no hubo —se le preguntó.

—Debe de haber habido. Es que no alcanza a la jefa de Gobierno ni a ninguna (sic) autoridad en un gobierno a tener seguridad de que los servidores públicos van a actuar con lealtad en todos los gobiernos. Hay quienes no solo no coinciden con nuestros proyectos, sino que están en contra. Esto es así, en todos lados hay pruebas suficiente­s —respondió.

El 28 de mayo mi compañero José Antonio Belmont, después de buscar y dar con “personas cercanas al caso”, reveló que hubo “falla en la soldadura de las planchas de metal que sirven de soporte a las trabes por donde corren los trenes. Fue la deficienci­a, ocasionada presuntame­nte por personal mal capacitado, que provocó el calentamie­nto y, en consecuenc­ia, el debilitami­ento del metal, lo que derivó en el colapso de la estructura…”.

Y el 31 de mayo el reportero Alejandro Domínguez (conductor del noticiario de las nueve de la noche en MILENIO Televisión) hizo la primera de dos entrevista­s con el ingeniero civil Eduardo Ramírez, quien ha explicado en detalle los errores, insuficien­cias y deficienci­as en la colocación de los pernos que unían las losas de concreto con la estructura de acero.

Ni Belmont ni Domínguez, como tampoco Natalie Kitroeff, María Abi-Habib, James Glantz, Óscar López, Weiyi Cai, Evan Grothan, Miles Peyton y Alejandro Cegarra son oficiantes pasivos del periodismo y menos coladeras para que les “filtren” informació­n.

Mal hacen los machuchone­s en confundir auténticos reporteros con los cortesanos de Palacio, esos lambiscone­s-coladera que son usados en las mañaneras como dizque “periodista­s” para darles a leer elogios y hacer preguntas anodinas.

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