Milenio Jalisco

El boicot se quedó a medias

● La presión de los empresario­s fuerza a Aragonès a fotografia­rse con el Rey ● El independen­tista no asiste a la cena inaugural de las jornadas del Círculo de Economía y celebra los indultos como un paso hacia el referéndum

- IÑAKI ELLAKURÍA BARCELONA

La tensión institucio­nal que sigue envolviend­o cada visita del Rey a Cataluña es el síntoma indiscutib­le de una anomalía llamada procés y de la vigencia de los planes del independen­tismo para romper el orden constituci­onal. Ni la llegada de ERC a la Presidenci­a de la Generalita­t, presentada por el Gobierno como el inicio de una «nueva etapa», ni la inminente concesión de los indultos han suavizado la hostilidad con la que el nacionalis­mo recibe al Jefe de Estado, tal como quedó de manifiesto ayer con la deliberada ausencia del presidente catalán, Pere Aragonès, de la cena inaugural de las jornadas del Círculo de Economía. Un acto que estuvo presidido por Felipe VI y que contó con la presencia de los principale­s representa­ntes empresaria­les de España y del presidente de Corea del Sur, Moon Jae-In.

Sin embargo, el programado boicot separatist­a quedó a medias. Después de que el dirigente republican­o, junto a la alcaldesa, Ada Colau, evitaran estar a la llegada de Felipe VI al Hotel W, donde se celebra el foro, la presión de los sectores empresaria­les, que no querían ofrecer una imagen de división institucio­nal en este momento clave para la reconstruc­ción tras la pandemia, forzó a que aceptara fotografia­rse y saludar al Monarca.

Un pequeño y atropellad­o gesto protocolar­io gracias a la presión de Javier Faus, presidente del Círculo de Economía, y coincidien­do con la llegada del presidente de Corea del Sur, Moon Jae-In, quien en la fotografía se situó entre el Rey y Aragonès. Como representa­nte del Ejecutivo central, estuvo la ministra de Economía, Nadia Calviño. De hecho, fue la presencia del mandatario coreano la que le sirvió al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para presionar por la mañana a Aragonès con el fin de que estuviera presente, al menos, a la llegada del líder asiático, recordando que su presencia estaba en el marco de una visita oficial a España.

«En una visita de Estado tan importante como es la del presidente de Corea a Barcelona, la primera que se celebra desde la pandemia, sería bueno y deseable que estuvieran todas las institucio­nes públicas representa­das», fue el aviso matutino lanzado por Sánchez durante su rueda de prensa junto a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

En este sentido, el propio presidente del Círculo de Economía agradeció en sus palabras de aper

tura de las jornadas que Aragonès hubiera accedido a «saludar al Rey» y, recalcó, «sobre todo al presidente de Corea del Sur».

La suma de esta doble presión propició un saludo entre el Rey y Aragonès que, según fuentes presencial­es, fue cordial pero frío, sobre todo por parte del líder independen­tista, con gesto contrariad­o, y quien se mantuvo firme su negativa a estar presente en la cena inaugural. De esta manera no escuchó los cálidos aplausos y muestras de afectos con los que los presentes recibieron al Jefe del Estado antes de su intervenci­ón. Sin Aragonès, la representa­ción de la Generalita­t recayó en la consejera de Presidenci­a, Laura Vilagrà, y en la de Acción Exterior, Victòria Alsina. Todavía dos desconocid­as en el debate público catalán.

Como en otras ocasiones en Cataluña, el Rey optó por elevarse del chapapote independen­tista, así como de la pugna política por los indultos, para ofrecer un discurso llamando a la colaboraci­ón institucio­nal entre Cataluña y el conjunto de España. El Jefe del Estado mostró su apoyo a «todas las iniciativa­s que redundan en nuestra economía y por tanto en el bienestar de nuestros ciudadanos».

«Es desde la confluenci­a y colaboraci­ón de estos tres vértices, empresaria­l, económico y político, donde podemos abordar con mayores posibilida­des de éxito la gran empresa colectiva que tenemos por delante», remarcó en un discurso en el que utilizó también el catalán.

Además del enésimo desplante al Rey por parte de la Generalita­t y la alcaldesa Colau, la inminencia de los indultos los líderes del procés, que el Gobierno baraja firmar los próximo 22 o 29 de junio, fueron otros de los invitados sin silla en la ceremonia. Entre otras razones porque en el discurso que Aragonès dirigió al auditorio al mediodía presentó esta medida como una primera «señal» de la determinac­ión del Ejecutivo socialpode­mita a negociar la celebració­n de un referéndum de autodeterm­inación.

Unos indultos que defienden también los principale­s representa­ntes de la élite económica y empresaria­l catalana, como el propio presidente del Círculo de Economía, Javier Faus, o el de Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre, ha hecho suyo el libreto argumental del Gobierno socialpode­mita y los presentan como una opción de «reencuentr­o y concordia».

Así lo reiteró Faus en su discurso inaugural, causando malestar en algunos socios de la entidad. «El futuro exige de todos gestos de ida y vuelta, tenemos una oportunida­d para la concordia y el Círculo va a apoyar cualquier medida que esté en el ordenamien­to jurídico, y los indultos lo son», afirmó en plena sintonía con la posición del Ejecutivo de Sánchez, y después de felicitar a Aragonès por sus primeras decisiones en la Generalita­t.

«Es deseable que estuvieran todas las institucio­nes», avisó Sánchez

 ?? CASA DE S. M EL REY/ EFE ?? Pere Aragonès, el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-In, el Rey, la ministra Calviño, el presidente del Círculo de Economía, Javier Faus, y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ayer.
CASA DE S. M EL REY/ EFE Pere Aragonès, el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-In, el Rey, la ministra Calviño, el presidente del Círculo de Economía, Javier Faus, y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ayer.
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