Milenio Jalisco

La confianza, otra víctima de la Línea 12

- Twitter: @baezamanue­l

El terrible accidente de la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México no sólo causó la muerte de 26 personas y más de 80 lesionados, sino que erosiona algo muy importante para la sociedad: la confianza en sus autoridade­s.

Porque el ciudadano común, el que camina todos los días por calles, maneja su auto por puentes y avenidas y usa el transporte público, debe confiar en que puede hacerlo con seguridad, pues el gobierno es el encargado de hacer las cosas en buen de todos. Confianza, dice la Real Academia Española de la Lengua, es la “esperanza firme que se tiene de alguien o algo”, y ese alguien es la autoridad, y ese algo son sus obras.

Cuando viajo a la Ciudad de México y me subo al Metro, que me parece un espléndido sistema de transporte, no voy revisando las vías, ni monitorean­do la frecuencia de paso de los trenes, ni viendo si las trabes de los pasos elevados tiene el número de los pernos indicados para su adecuada sujeción. En todo caso me preocupa por no pasarme de la estación de mi destino, o de que algún maleante quiera bolsearme. Confío, pues, en que lo construido está bien hecho y que el mantenimie­nto es el adecuado. De otra manera, no me subiría a los vagones.

Esa confianza mía se extiende a los puentes y pasos peatonales, a los túneles y a los edificios públicos, a las diferentes líneas del tren ligero de la ciudad. No debería vivir preocupado por posibles fallas en alguna obra pública, salvo que de manera visible encontrara grietas o fallas en las obras.

Pero luego ocurren desgracias como la de la Línea 12, o Dorada, y los peritajes ponen en evidencia fallas estructura­les que pusieron en riesgo a millones de personas que circularon por allí cada semana. Uno descubre que una pieza que debía tener 14 o 16 pernos, apenas contaba con tres; y que las soldaduras en la obra fueron mal hechas, o insuficien­tes. Y allí es cuando mi confianza comienza a flaquear.

Hay muchas cosas que se le pueden reclamar a un funcionari­o público, pero la peor de ellas es no estar a la altura de nuestra confianza. Porque a los funcionari­os públicos no sólo les confiamos nuestro dinero, sino que muchas veces también ponemos nuestras vidas en sus manos, y nunca nos deberían de fallar.

Hay muchas cosas que se le pueden reclamar a un funcionari­o

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico