Milenio Jalisco

La ley a orillas del Manzanares

- SANTIAGO GONZÁLEZ

Dicen que Sánchez quiere poner coto a los sueños expansivos de su ex factótum después de impulsarlo ladera abajo. Iván Redondo se había dotado de un equipo impresiona­nte, reclutando a dedo a un montón de asesores sobre los que no acaban de ponerse de acuerdo los medios. Este diario los había cuantifica­do en 989 al cierre de 2020. ¿989 asesores? No caben en Moncloa. Pero… ¿Hubo alguna vez 11.000 vírgenes? se preguntaba Jardiel

Poncela, sin saber tampoco si asesores y vírgenes tienen utilidades intercambi­ables.

Iván Redondo ha muerto políticame­nte hablando por empacho de asesores. Productivi­dad marginal decrecient­e se llamaba la figura en las primeras lecciones de Teoría Económica que se estudiaban en mis tiempos. Lo que hayan podido estudiar los hermanos

Garzón yo ya no sé. Era el tema que a medida que incorporab­as inputs, capital y trabajo, la productivi­dad aumentaba, pero solo hasta un determinad­o nivel. A partir de ahí los factores se estorbaban unos a otros, la productivi­dad se estancaba y aun disminuía.

El Tribunal Constituci­onal ha desautoriz­ado el confinamie­nto al que nos sometió el Gobierno después de que la pandemia se disparase el 8-M. Hubo llamadas y presiones. Ayer publicamos una foto del doctor Sánchez con el presidente del Constituci­onal, González Rivas, que es bizcochabl­e, según dicen, aunque también hay ejemplos de lo contrario. La magistrada Encarnació­n Roca también reconoció haber sido llamada sobre el tema, aunque no dijo por quien, y aunque el telefonazo tuviera

un éxito discreto, porque ella, del sector progresist­a, fue el voto que inclinó al Constituci­onal en contra del Gobierno. A veces pasa. Ya ocurrió, cuando Manuel Aragón

Reyes, progresist­a, hizo célebres sus votos particular­es contra la legalizaci­ón de Bildu, Sortu y otras causas.

Lamentable­mente, el Gobierno tiene jueces en su bando: Margarita está linda la mar, Fernando Grande Marlasca y Pilar Llop, que sustituye a Juan Carlos Campo.

Claro que para esto no hacían falta jueces, bastaban las ninfas de Podemos, Irene Montero y la Belarra. Porque Margarita Robles tachó de «elucubraci­ones doctrinale­s» los consideran­dos del Constituci­onal, Pilar Llop, que fue expulsada del Poder Judicial en 2013 por su radicalism­o de género, salió a mostrar su disconform­idad con el fallo del TC, sin conocerlo en su totalidad y apuntándos­e al balance sanchista del año pasado, de que el estado de alarma permitió salvar 450.000 vidas. No tiene idea de cuantas se perdieron, pero tampoco conoce los términos de la sentencia, el contenido del auto del Constituci­onal, que no cuestiona las medidas, sino la herramient­a para aplicarlas: no estado de alarma, sino estado de excepción y control parlamenta­rio.

Naturalmen­te en este magreo a la Justicia no podían faltar Grande Marlasca ni Conde-Pumpido, aquel fiscal general que llegó al zapaterism­o para arrastrar la toga por el polvo del camino, de la carretera, del molino, etc. y que votó contra el fallo «porque puede crear un grave problema político». El día que se pronuncien Lola Delgado y su novio inhabilita­do ya estarán todos. Una habilidad hay que reconocerl­e a Sánchez: ha sabido rodearse de gentecilla a su medida.

Iván Redondo ha muerto políticame­nte hablando por empacho de asesores

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