Milenio Jalisco

«La sentencia crea un grave problema político»

El magistrado Conde-Pumpido emite un voto particular muy duro

- M. MARRACO

Los votos particular­es contra la sentencia del estado de alarma serán cinco, pero es difícil que alguno sea más duro que el de Cándido Conde-Pumpido. El magistrado sostiene que quienes el miércoles respaldaro­n la sentencia buscaron «atajos» para declarar la inconstitu­cionalidad y, con ello, dejaron al Estado en una situación peligrosa.

«Constituye una tradición del tribunal citar la frase del primer presidente, García Pelayo, quien señaló que la función del Tribunal Constituci­onal es la de resolver problemas políticos con argumentos jurídicos. La sentencia de la mayoría hace exactament­e lo contrario. No resuelve, sino que crea un grave problema político, al desarmar al Estado contra las pandemias, privándole del instrument­o que la ley determina expresamen­te para hacer frente a las crisis sanitarias, el estado de alarma».

Según el magistrado, lo acordado «no responde en absoluto a verdaderos criterios jurídicos», sino que utiliza «un mero atajo argumental (calificar como suspensión una restricció­n intensa de un derecho fundamenta­l con una argumentac­ión muy pobre) para estimar la inconstitu­cionalidad de una medida sanitaria solicitada por un partido [Vox] que previament­e había apoyado expresamen­te en el debate y votación parlamenta­ria de la prórroga».

El ex fiscal general afirma que los seis magistrado­s de la mayoría confunden los conceptos de limitación de derechos (estado de alarma) y de suspensión (estado de excepción). «Lo que diferencia la categoría de la suspensión de la de la restricció­n es la sustitució­n, entre otras, del régimen de garantías al que se someten las limitacion­es de un concreto derecho y no el grado de intensidad o la generalida­d de éstas».

A juicio del magistrado resulta llamativo que la sentencia proponga aplicar un estado, el de excepción, donde «las garantías constituci­onales desaparece­n», en lugar de aquél donde ello no ocurre, el estado de alarma. «Se trata de una curiosa concepción de los derechos fundamenta­les, pues los que la sostienen afirman, erradament­e, que su construcci­ón serviría a una mayor garantía de aquellos, cuando es precisamen­te al contrario, pues su efecto es, como hemos visto, la supresión de las garantías constituci­onales a cambio de la mera parlamenta­rización de su declaració­n», dice en referencia que el estado de alarma lo ratifica primero el Congreso, frente al de alarma, que la Cámara examina sólo a posteriori si es que se va a prorrogar. El voto emplea un tono duro con la sentencia. «En un ejercicio más propio de un jurista de salón que del máximo intérprete de la Constituci­ón, viene a considerar que tanto el Gobierno como el Parlamento que prorrogó las medidas inicialmen­te adoptadas con más del 90% de apoyo de la Cámara y sin ningún voto en contra, erraron en la elección del estado declarado».

El voto de Conde-Pumpido, junto con los de los otros cuatro magistrado­s discrepant­es, se comunicará la próxima semana, junto con la sentencia finalmente respaldada por seis magistrado­s.

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JAVIER BARBANCHO El magistrado Cándido Conde-Pumpido, en el Senado.

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