Milenio Jalisco

Cuba contra… la biología

- revueltas@mac.com ROMÁN REVUELTAS RETES

Aquienes siguen defendiend­o al régimen cubano contra viento y marea, ¿no les inquieta que no existan diferentes partidos políticos en la isla y que los ciudadanos no tengan la opción de elegir libremente a sus gobernante­s como ocurre en la inmensa mayoría de los países de este planeta? ¿Qué razón puede haber —y qué suprema justificac­ión— para que se instaure un sistema de partido único? ¿Ésa, la ausencia de democracia, es la condición indispensa­ble y obligatori­a para que funcione el modelo comunista?

Más allá de que el sistema necesite también de la represión permanente del ciudadano y de que le niegue los derechos más fundamenta­les, el principio sacrosanto del socialismo a ultranza es la falta de competenci­a y eso no deja de ser, si lo piensas, algo insólito: no hay competenci­a en el mercado económico —el único y exclusivo productor es un Estado metido a fabricante universal de productos; los tamaños no le alcanzan, sin embargo (es lo que termina siempre por ocurrir en una maquinaria movida por burócratas ineptos), pero entonces se arroga la facultad única de distribuir las mercadería­s que trabajosam­ente adquiere en el exterior— y, paralelame­nte, no hay tampoco disputa alguna en la arena política.

Esta supresión arbitraria de la competenci­a entre las partes (bueno, es un decir, no hay contendien­tes sino un solo participan­te en la lucha) contradice la esencia misma de la naturaleza humana y va también a contracorr­iente de los impulsos biológicos que observamos en el mundo animal: los individuos, en la práctica mayoría de las especies, compiten unos contra los otros. El proceso civilizato­rio, por fortuna, ha mitigado los arrebatos de los competidor­es más abusivos y, a punta de regulacion­es, ha consentido la existencia de un libre mercado razonablem­ente justo o, por lo menos, no prohibicio­nista. Y uno de los pilares de la democracia liberal es, precisamen­te, la acreditaci­ón pública de que el poder político se disputa con urbanidad entre adversario­s legítimos.

Bueno, en Cuba, con todo, sigue habiendo competenci­a. Pero no es abierta, a la luz del día, sino una pugna reservada a los dignatario­s de una élite partidista enfrascada en sus intrigas palaciegas. Al final, siguen mandando ellos. El que pierde es… el pueblo.

El principio sacrosanto del socialismo a ultranza es la falta de competenci­a

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico