El peligroso fatalismo sobre una guerra entre EU y China
Opinión. En el pasado una pugna entre Washington y Pekín por Taiwán parecía una posibilidad, pero ahora los expertos la ven probable; desde que Xi Jinping llegó al poder, la política exterior se ha vuelto más agresiva
Cuando una disputa internacional se prolonga durante años puede parecer una enfermedad crónica que nunca llegará a ser terminal. Estados Unidos y China se enfrentaron por Taiwán en la década de 1950. Escribí un artículo de portada para The Economist sobre la crisis del estrecho de Taiwán de 1995.
Así que es tentador ver los amenazantes ejercicios militares que China lleva a cabo frente a la costa de Taiwán como el último capítulo de una larga saga.
Esta vez parece diferente. En el pasado, una guerra entre Washington y Pekín por Taiwán parecía una posibilidad real, pero no más que eso. Ahora, un número cada vez mayor de expertos cree que un conflicto entre ambas naciones no solo es posible, sino probable. James Crabtree, director para Asia del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, dice: “En el curso actual, parece más probable que no que se produzca algún enfrentamiento militar entre EU y Chinadurantelapróximadécada”.
Los altos funcionarios occidentales son demasiado cautelosos para decir algo así en público, pero en privado muchos comparten el pesimismo de Crabtree. Una ventana al pensamiento estadunidense se abrió en 2021, cuando el almirante Phil Davidson, jefe saliente del comando Indo-Pacífico de EU, dijo al Congreso que veía una amenaza “manifiesta” de una invasión china a Taiwán en “los próximos seis años”.
La retórica del gobierno chino es sin duda nacionalista y beligerante. Qin Gang, embajador chino en EU, respondió a la controvertida visita de Nancy Pelosi a Taiwán la semana pasada tuiteando un video al estilo de la película Top Gun del Ejército Popular de Liberación en ejercicios, con misiles elevándose, explosiones, sirenas y tropas coreando. El mensaje era claro y poco sutil.
El temor de que la guerra se avecine está alimentado por los cambios en China, EU y Taiwán.
Desde que Xi Jinping llegó al poder en 2012, la política exterior