Milenio Jalisco

Escaramuza­s y silencio federalist­a

- RUBÉN ALONSO Twitter: @jrubenalon­sog

La reforma político-electoral entra en fase decisoria. A la fecha, se observan escaramuza­s mediáticas, intensas y de sordos, con reacomodos en posiciones que vaticinan un cierre cargado de incertidum­bre, pues ninguna de las partes quiere terminar con pérdida.

¿Hay condicione­s para una reforma electoral que modifique lo sustancial de nuestro sistema político-electoral federalist­a? La respuesta es no. Nació y se desarrolla desde quien ejerce el poder público y quienes son gobierno (Ejecutivo y Legislativ­o); desde cúpulas del centro y a partir de premisas cargadas de prejuicios explotando elementos reducidos a lo simple.

Las propuestas de reforma, en particular la del Ejecutivo federal, responde a una sola visión y dos supuestos sobredimen­sionados, que, al identifica­r su sustento, gran parte se desmoronan: altos costos del sistema electoral y corrupción de los órganos electorale­s.

A partir de ello, costos y corrupción, se construyó una narrativa que ha permeado e impedido una revisión serena, objetiva, de nuestro sistema político-electoral, que aunque se niegue, ha funcionado y funciona incluso para quienes hoy ejercen el poder público.

La reforma propuesta por el Ejecutivo trastoca y anula el espíritu federalist­a de nuestra identidad nacional. Si la propuesta y análisis de una reforma de tal envergadur­a se hubiera originado y construido desde las entidades federativa­s, sería democrátic­a y federalist­a; pero no, fue todo lo contrario, convirtién­dola en impositiva, antidemocr­ática y antifedera­lista.

El próximo miércoles, en congruenci­a a la ruta impositivo-centralist­a, si no hay acuerdo entre las fuerzas políticas representa­das en la Cámara de Diputados, se someterá en los días siguientes a un engañoso sacrificio la iniciativa del Ejecutivo (reforma constituci­onal) para intentar cambios en leyes secundaria­s con la intención de sacar adelante lo más posible de la constituci­onal, aún con riesgo de ignorar y trastocar la propia Constituci­ón.

El tiempo está encima. Se tiene hasta mediados de diciembre para que decidan y acuerden algo sobre una nación federalist­a. Mientras tanto, los siguientes decisores locales, los Congresos estatales, con su silencio sacrifican y entregan el federalism­o que les dio identidad, a la espera de que otros decidan por ellos.

Jalisco, ¿dónde estás?, ¿preparando con orgullo un homenaje a Priscilian­o Sánchez?

Se construyó una narrativa de corrupción que ha permeado

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