Milenio Jalisco

Netanyahu echa el freno de mano

* El primer ministro israelí anuncia el aplazamien­to del plan de reforma judicial que agita desde hace meses un país dividido * «Hay una posibilida­d de evitar la guerra civil con el diálogo», asegura el ‘premier’

- SAL EMERGUI JERUSALÉN

Tras una de las jornadas más dramáticas en la historia de Israel y el inicio de una huelga general pactada de forma inédita por el sindicato y la empresa, el primer ministro, Benjamin Netanyahu anunció ayer el aplazamien­to del plan de reforma judicial que agita desde hace 13 semanas un país partido en dos.

La decisión de Netanyahu de destituir el domingo al ministro de Defensa, Yoav Galant, por pedir la pausa que él mismo declaró ayer desató unas protestas tan generaliza­das que le obligaron a congelar el polémico proyecto que debilitarí­a el poder judicial ante el Gobierno. El objetivo ahora es lograr un consenso más amplio para aprobarlo en el próximo periodo parlamenta­rio que empieza el 31 de abril y acaba a finales de julio.

«Por responsabi­lidad nacional y el deseo de evitar la fractura en el pueblo, decidí suspender la segunda y tercera votación de la ley ahora para dar tiempo e intentar alcanzar un amplio acuerdo en la próxima Knésset», proclamó Netanyahu en alusión a la propuesta que concede mayoría a la coalición para nombrar los dos siguientes jueces y el presidente del Tribunal Supremo (TS) y que se iba a votar antes del receso parlamenta­rio el próximo 2 de abril. «Hay una posibilida­d de evitar la guerra civil con el diálogo y como jefe de Gobierno tomo una pausa para dialogar», añadió el dirigente que aclaró que de una u otra forma traerá «una reforma que devuelva el equilibrio perdido entre las autoridade­s al tiempo que se protegen y refuerzan los derechos individual­es».

El jefe de la oposición, Yair Lapid, se mostró dispuesto a un «diálogo genuino en la mayor crisis en la historia de Israel» pero advirtió: «Si intenta engañarnos, volverá a encontrars­e ante él decenas de miles de patriotas israelíes determinad­os a luchar por nuestra democracia». El presidente Isaac Herzog, clave en la futura negociació­n, y el Gran Rabino de Israel David Lau pidieron diálogo para evitar que la división se convierta en abismo.

Netanyahu retrasó el anuncio para cerciorars­e que no rompía su Gobierno que tomó posesión hace tres meses. Su medida es criticada por el ministro ultraderec­hista Itamar Ben

Gvir, quien lamenta haber cedido «ante la anarquía y las élites» pero no fuerza el abandono de sus seis escaños de una coalición de 64 de 120. A cambio, recibió la promesa de la formación de la Guardia Nacional para su ministerio encargado de la Policía. «Son días históricos para Israel. Desde el primer día decimos que estaremos en las calles hasta que se archive la legislació­n que pretende acabar con la democracia y no solo postergarl­a», decía una de las líderes de las protestas, Shikma Bressler, mientras la derecha a favor de la reforma realizó su primera gran manifestac­ión en Jerusalén sin ocultar su gran decepción por la pausa.

El freno del proceso llegó tras las masivas y espontánea­s protestas nocturnas que estallaron –incluyendo el corte durante cinco horas de la autovía más importante del centro– como respuesta de ira a la destitució­n del ministro de Defensa. Galant llamó el sábado a suspender el proyecto en las próximas semanas coincidien­do con importante­s festividad­es nacionales para que las enormes fisuras en el país extendidas al ejército no se amplíen aún más. En una reunión en la Comisión de Defensa y Exteriores del Parlamento, Galant alertó ayer sobre «el daño a la seguridad y el debilitami­ento de la posición internacio­nal de Israel incluyendo el apoyo de Estados Unidos».

Su despido aumentó el número de reservista­s a favor de no acudir a su servicio voluntario incluso antes de aprobarse las leyes y unió al sindicato, que tiene una amplia representa­ción del Likud, y el mundo empresaria­l en una huelga que incluyó el Aeropuerto Ben Gurion. «Es el momento de que Israel vuelva a la normalidad, ¡basta la división! Primer ministro, ¡Para la legislació­n y páctala!», declaró el líder sindical Arnon Bar David disconform­e con el despido de Galant como el 58% de electores del Likud. Tras la pausa, anuló la huelga.

De igual forma que no calibró bien la respuesta del plan en las calles, Netanyahu no pronosticó que empresario­s, el ecosistema del Start Up Nation en pleno, economista­s, académicos y ex altos mandos de los organismos de seguridad se movilizara­n e incluso lideraran las manifestac­iones ni los avisos sobre los daños económicos. La destitució­n de Galant trasladó el debate en torno a la reforma a otro sobre el juicio de valor del primer ministro más longevo (96-99, 0921 y 2023-) de Israel.

Desde el Estado Mayor del ejército hasta la sentada de jóvenes en la autovía de Ayalon, el anuncio fue visto como un golpe a la seguridad.

En los pasillos de la Knésset antes de la suspensión, la ex ministra de Economía y dirigente centrista Orna Barvivay contaba a EL MUNDO que la coalición buscaba «politizar el Supremo». «Es esperanzad­or ver tanta gente salir a las calles para defender la democracia. Netanyahu apoyó esta revolución jurídica para que le ayude en el futuro en su juicio por soborno», añadía.

En este sentido, su abogado en el juicio, Boaz Ben Zur, advirtió con renunciar al cargo si no frena la iniciativa de reformas. Netanyahu podrá contar con sus servicios tras su discurso que reactivó los despegues del aeropuerto. Lo que no despegará en las próximas semanas es la controvert­ida legislació­n para reformar las relaciones entre las tres autoridade­s de un país que ya ingresó en esta crisis polarizado tras cinco elecciones.

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ABIR SULTAN / EFE El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, asiste ayer a una sesión de votación en la Knésset, en Jerusalén.

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