Bajo la sombra rojinegra
Desde el bicampeonato el Rebaño no ha podido con Atlas, que además juega torneos internacionales
Las Chivas llegan al Clásico Tapatío bajo la sombra del Atlas.
El Rebaño y sus aficionados han tenido que vivir los últimos años viendo de cerca los logros obtenidos por el acérrimo rival de la ciudad, su protagonismo en Liga y sus actuaciones a nivel internacional en Liga de Campeones de Concacaf.
Mientras que los rojiblancos tuvieron tres años con un proyecto deportivo sin resultados y ahora viven su primer torneo comandado por Fernando Hierro y Veljko Paunovic, con el objetivo de regresarlos al protagonismo.
Históricamente los papeles fueron opuestos, el Guadalajara aspiraba a ser base de la Selección Mexicana, lideraba la clasificación y solía ser el equipo ganador de Jalisco, pero eso terminó en 2021.
La afición dejó de acostumbrarse a ganar, las glorias del equipo de Matías Almeyda lucen cada vez más lejanas, mientras ven a los Zorros compitiendo por un lugar en el Mundial de Clubes.
Sumado a esos números, los Rojinegros están invictos en los últimos cinco Clásicos; ganaron en el Apertura 2021 (1-0), igualaron en el Clausura 2022 (1-1), en los Cuartos de Final de ese mismo torneo eliminaron a los entonces dirigidos por Ricardo Cadena, 2-1 en la ida y 1-1 en la vuelta, además de la igualada del pasado certamen (1-1).
Para el partido del sábado, las Chivas llegan en su punto más bajo en la era de Paunovic; cuatro partidos sin victoria entre Liga y amistosos, cayeron ante el Puebla y América, mientras que en la gira por Estados Unidos perdieron con Pachuca e igualaron con Toluca.
Ante unos rojinegros con el ánimo por las nubes y una versión cercana a la del bicampeón, le dieron la vuelta al Olimpia y avanzaron a Cuartos de Final de Concachampions, además de la goleada al Puebla.
Sin Víctor Guzmán, pero con el regreso de Isaac Brizuela y Alexis Vega, tras superar sus respectivas lesiones, Paunovic tiene la oportunidad de redimirse tras la estrepitosa caída en el Clásico Nacional.
La promesa del serbio fue volver a ilusionar y de paso quitarse la sombra del Atlas.