CARTA INÉDITA DE OCTAVIO PAZ
El 19 de abril se cumplieron 20 años de la muerte del poeta y ensayista mexicano, autor de obras imprescindibles como El laberinto de la soledad y Piedra de sol. Lo recordamos con esta carta inédita que publicamos con la autorización de Marie-José Paz y que expone el talante de la revista mensual que animó a la cultura hispanoamericana entre 1971 y 1976
Al fin recibí su carta. Me refiero a la escrita a su regreso de Nueva York y fechada el 6 de Noviembre. Llegó mucho después que su segunda carta, la del 12 de Noviembre. Me intrigó el misterio y busqué en el sobre el sello del correo mexicano con la fecha de depósito y no había huella de sello alguno. Increíble.
Estaba seguro de que su reacción ante Nueva York sería la que ha sido. Me alegra no haberme equivocado. Lo que usted me dice del simposio de Austin1 coincide con lo que me han contado otros participantes, entre ellos el mismo Rodríguez Monegal. Lo peor es que yo me apresuré a felicitar a Sakai y ahora no sé qué decirle (aunque él no tuvo la culpa de la mediocridad de ciertas participaciones y de la estridencia y chabacanería de otras). En fin, tuve que darme unos cuantos golpes de pecho en señal de contrición y, sobre todo, tratar en lo futuro de no caer en esas trampas.
Comprendo su impaciencia y su irritación —las erratas, los blancos innecesarios y todo lo demás que me callo. Por lo pronto, poco puedo hacer, salvo tomar nota para, a mi regreso en Enero, tratar de poner remedio. También lamento —si son exactas las versiones que han llegado a mis oídos— las reacciones de los amigos del Consejo de Redacción.
En general, quiero decir: casi siempre, se ha atendido a sus recomendaciones. La actitud de Segovia —lástima que no me haya tocado el tema durante nuestra larga conversación del sábado (me habló desde Nueva York, horas antes de tomar el avión)— es la menos justificable. Dele un vistazo al índice del año último y encontrará que Tomás no solo es el que ha colaborado menos veces en la revista —3 veces contra 8 de Elizondo, 19 de Zaid, 15 de usted, 24 de Pepe de la Colina, etc.— sino que solo una vez nos dio una nota (y no sobre un tema sugerido por nosotros) mientras que yo escribí 18, Zaid 16 y Elizondo 7. Me preocupa que a veces nuestros amigos olviden la función de Plural —servirlos a ellos, sí, como escritores mexicanos que son, pero asimismo servir a la gente de nuestra lengua dándole un poco de conciencia crítica, o sea: de autoconciencia. La reacción de usted ante Nueva York fue reveladora: unos pocos días bastaron para disipar muchos prejuicios e ideas preconcebidas. Bueno, yo quisiera que, en cierto modo, Plural ejerciese una acción análoga, que fuese simultáneamente, un reactivo y un estimulante. El continente hispanoamericano (no sé si incluir a Brasil en este juicio) es extraordinariamente pobre en materia de ideas —y extraordinariamente rico de pasiones buenas y malas. No sé si nuestros amigos —no me refiero, claro, a Mario Vargas Llosa,
Rossi o a usted— se dan cuenta exactamente de todo esto. Plural no es ni quiere ser una revista exclusivamente literaria ni tampoco puede ser el órgano de un grupo. Veo al Consejo de Redacción más bien como una suerte de conciencia crítica —de la revista mexicana misma tanto como de la cultura hispanoamericana. Cuando regresé a México, después de muchos años de ausencia, encontré que, por un fenómeno del que hemos hablado muchas veces, con varias excepciones (las de Rulfo, Reyes, Fuentes y la mía) los escritores mexicanos eran ignorados en su propio país. Por razones que tienen que ver más con la propaganda (el famoso “boom”), la política (el monopolio que ejerció la izquierda en los últimos quince años, de los instrumentos de difusión cultural) y la envidia (el “ninguneo” mexicano) se desdeñaba o disminuía lo que se hacía en México. Por eso, desde el principio, busqué la colaboración de los amigos del Consejo y de Pacheco, Arreola (que nunca nos dio nada), Rulfo, Sabines y muchos otros más. En este sentido, Plural sirve a los escritores mexicanos —especialmente a los del Consejo— pues difunde su obra y la valora. Al mismo tiempo, gracias al Consejo, la revista enraiza en México y sostiene una relación viva con la cultura mexicana. Por último, si la revista abre a los mexicanos los públicos de otros países —es increíble que Elizondo o García Ponce no se den cuenta de que Plural llega, así sea mal, a lugares y gente que nunca alcanzan sus libros, mal distribuidos por Mortiz— es normal también que abra a escritores hispanoamericanos, españoles y europeos el público de México. Las disensiones entre Sakai y el Consejo se deben no solo a incompatibilidades temperamentales —aunque estas cuenten mucho— sino a esta doble perspectiva, nacional e internacional. En fin, ya hablaremos a mi regreso.
No sé si se haya enterado de que murió Hannah Arendt. ¿Leyó usted The Human Condition. The Origins of Totalitarism, su memorable ensayo sobre Heidegger? Libros admirables y valientes. En Plural publicamos, hace unos años, un artículo de Celso Lafer sobre ella. Enterado e inteligente pero no inspirado. Creo que deberíamos dedicarle una letrilla. ¿Quién podría escribirla? ¿Usted? Le envío un recorte de The New York Times. Puede serle útil. Le envío también un texto de María Zambrano. Primero hay que pasarlo en limpio —con mucho cuidado: es endemoniado. Sonia o Rojas pueden hacerlo pero le ruego a usted que lo revise. Después, habrá que “editarlo”. Estamos autorizados por ella. María es sibila pero ya sabe usted que los númenes no respetan la sintaxis. Otra súplica: anuncien la próxima publicación de ese texto. Gracias…
Empecé con el correo, termino con él. Plural tarda tres meses en llegar a Nueva York, es decir, a las librerías que lo venden. ¿Qué pasa? Por favor, hable con Ana María —salúdela con afecto de mi parte— y pídale que aclare este misterio. La distribución que nos hace Rojas de la revista —hable con él también— es de otro orden; no hay semana que no reciba una queja: Spender, Vogt, Marichal, qué sé yo. Una vergüenza… Otro sí: ¿le escribieron a Caillois pidiéndole permiso para publicar su artículo? Si no lo hicieron, háganlo. Gracias. Y un abrazo. Octavio.
AL CALCE:
Perdón por el tono apresurado y perentorio del final: no tengo mucho tiempo libre. Me imagino que habrán remitido la carta que, ignorando su dirección, envié a Plural: a Montes de Oca, Zaid, Isla, Vallarino… 1 El simposio de Austin, dedicado a las artes plásticas de América Latina, formó parte de las actividades en torno a una muestra de pintura latinoamericana que organizaron Plural y la Universidad de Texas, en Austin, en octubre de 1975.