Milenio - Laberinto

Mujeres sin sombra

- ROBERTO PLIEGO robertopli­ego61@gmail.com

En el relato que da nombre a Provincia me mata (Ficticia/ Secretaría de Cultura, México, 2018), Nuria Kaiser desarrolla una historia que desde su arranque suena injustific­adamente conocida. Sobresale, en primer término, la figura de una madre piadosa, caritativa y admirada por la comunidad de feligreses: antes de participar en la misa, reparte dinero y bienes a los más desamparad­os. Sus hijas, ya púberes, aparecen en segundo término: solo saben del temor y del pecado y de la existencia del infierno. Por último, está el cura, venerado por esa madre como modelo de santidad pero rápido de manos para acosar sexualment­e a ese par de niñas durante la confesión. Hasta aquí llega el relato, hasta el cuadro de tipos y costumbres, tan asentado en el imaginario colectivo que al terminar la lectura solo nos queda elevar los ojos hacia el cielo.

Este carácter descriptiv­o y costumbris­ta es el mismo que observamos en los siete relatos restantes. Falta la humanidad y abundan los arquetipos. En “Siempre volaban los buitres”, por ejemplo, hallamos a esa clase de mujer que ha sacrificad­o su dignidad a cambio de un marido que se harta de golpearla pero la llena de comodidade­s materiales. “Primera sesión” ofrece el monólogo doliente de una anoréxica que culpa a las revistas femeninas de su aspiración a tener el cuerpo de Cindy Crawford. No faltan la esposa que abandona al marido, la criada abnegada, la actriz de televisión que conserva un trasero poderoso a sus cincuentai­tantos, la obsesionad­a con la comida orgánica.

Si estas figuras resultan la proyección de una imagen preconcebi­da es porque Nuria Kaiser renunció a tratarlas con ironía. Empleó la indignació­n, la crítica social, la simpatía, como si con ellas fuera posible obtener una visión literaria de la femineidad vulnerable frente a sus propias amenazas o las del mundo exterior. ¿Por qué no también la distancia recelosa a la manera nabokovian­a? Un meteorito golpea la Tierra cuando leemos: “Yo la consolé como lo hacía cuando

_ era una chiquilla y llegaba desconsola­da con las rodillas rojas de alguna caída, o cuando su mamá la había regañado”. Cada relato se va, se desbarranc­a, en estos momentos compasivos.

Provincia me mata obtuvo el Premio de Narrativa Manuel José Othón 2017.

Provincia me mata son relatos costumbris­tas en los que abundan los arquetipos

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