México exhibe instalación de arte total en Venecia
“Los creadores nacionales tienen mucho que aportar al diálogo”
Es un honor para la Secretaría de Cultura de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes fortalecer el diálogo con otros países a través de las expresiones de nuestros artistas. Los creadores mexicanos tienen mucho que aportar al diálogo mundial desde las diferentes disciplinas”, expresó Lidia Camacho, directora general del INBA, el jueves pasado durante la inauguración del pabellón de México en la edición 57 de la Muestra Internacional de Arte de la Bienal de Venecia, donde nuestro país es representado por Carlos Amorales con su instalación Lavidaenlospliegues.
La funcionaria explicó que la participación de nuestro país en la emblemática muestra internacional es, también, una ratificación del compromiso de unidad y entendimiento mediante el intercambio respetuoso con otras culturas.
“Podemos calificar el trabajo de Carlos como una obra de arte total, en la que confluyen diferentes disciplinas, no solamente las artes visuales, sino también la impresión, la música, el diseño gráfico, el teatro, la literatura, la poesía y el performance”, explicó el curador de la muestra, Pablo León de la Barra, quien añadió que todas esas disciplinas juntas crean una totalidad en la que unas activan a otras, pero también cuestionan la función de cada una. La instalación comienza con un conjunto de poemas escritos en un abecedario encriptado creado por el artista con figuras tridimensionales. Los textos, desplegados sobre mesas, implican una transición de lo tipográfico a lo fonético.
Amorales explicó que lo que hizo fue un sistema de lenguaje que pueda encriptar textos. Se trata, dijo, de un lenguaje que a primera vista no es legible, pero que si es descifrado el espectador se da cuenta de que puede decir algo. “De ahí lo pasé a sonido. Hice que sonaran esas letras y cree este instrumento que son ocarinas con distintas formas”, señaló.
Es decir, cada carácter es también un instrumento de viento hecho de cerámica: una ocarina que al tocarse emite un sonido particular con cada letra. Este lenguaje codificado puede ser interpretado verbalmente, pero también usado como nota musical. “Carlos usa ese nuevo lenguaje para producir una comunicación que no es intelectual, sino visual, algo que te obliga a querer entender lo que estás viendo”, explicó León de la Barra.