Llaman a evitar temas “irritantes” en renegociación de TLC
En la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) es importante que Canadá, Estados Unidos y México dejen de lado asuntos “irritantes” y se centren en mantener la posición dominante de Norteamérica en las cadenas de suministro global, señalaron analistas y legisladores canadienses. De manera particular, recomendaron que Canadá llegue con un plan predeterminado y resalte los intereses comunes comerciales.
La líder el Partido Conservador, Rona Ambrose, y la directora del Instituto Canadiense en el Centro Woodrow Wilson en Washington, Laura Dawson, aseguraron en un reporte que estas estrategias han funcionado en el pasado, aunque advierten que “no será fácil”.
Destacaron que el contexto político en México y Estados Unidos “hará que sea difícil para cualquiera de los dos lados aceptar o retroceder las demandas del otro. Tocará a Canadá crear un entendimiento y encontrar áreas de convergencia e interés mutuo entre sus dos socios principales”.
Para ello, añadieron, el gobierno de Justin Trudeau debe llegar a la mesa de negociación con “piel gruesa” y estar listo a defender los intereses de Canadá, “incluso mediante amenazas creíbles de represalias”.
Asimismo, Ambrose y Dawson señalaron que es necesario ser “pacientes y persuasivos”, es decir, nunca perder el sentido de visión de una Norteamérica como un bloque comercial que se sembró hace casi un cuarto de siglo.
Consideraron que, para asegurarse de que los tres países están “construyendo” y no “reincidiendo”, es necesario que las negociaciones se centren en las nuevas formas de comercio, empezando por las industrias que más se benefician del TLC, como automotriz, agronegocios y aeroespacial.
En su opinión, lo que necesita más atención son las industrias tecnológicas y los servicios de alto rendimiento, como ingeniería de software, animación, tecno- logías limpias, ciberseguridad o construcción, que requieren que los gobiernos permitan hacer negocios transfronterizos.
Recordaron que el Acuerdo de Libre Comercio entre Canadá y Estados Unidos fue el resultado de combatir una ola proteccionista de Washington y fue bien recibido, porque fue “sensible y apeló a los intereses de los dos países”.
Incluso, dijeron, ese “tratado pionero” incorporó reglas que fueron incluidas en subsecuentes acuerdos, como los de la Organización Mundial de Comercio.