Siempre hay una causa y una trinchera
Sábado 3 de junio. Frente a los comicios de mañana en Veracruz, Coahuila, Nayarit y Estado de México se pueden hacer algunas afirmaciones.
Una de ellas es que los medios tradicionales de comunicación han cumplido con su responsabilidad de informar el día a día de las campañas y se han mantenido abiertos a todaslasnoticiasytodaslas
voces. (Pepe Cárdenas dixit). Están a la vista los añosluz de la distancia recorrida, de 1994 a esta fecha, por el periodismo mexicano, si de democracia hablamos. De ello poco se dice, pero es de capital importancia para el desarrollo del país. No debemos permitir que alguna mente enferma merme o arrase con esas libertades.
En lo que corresponde a las campañas, han prevalecido las dádivas, los ofrecimientos de dádivas y las acusaciones de delitos de todos contra todos, en ocasiones aportando pruebas, a veces simplemente por difamar, en algunos casos es evidente el derroche de dinero. Está por terminar una olimpiada en el lodo, donde la verdadera calidad humana de los candidatos nada definirá y las pocas propuestas del gobierno perdieron frente a las diatribas y las ocurrencias. Ganadores y perdedores quedarán enlodados, y todo será historia, ¡viva la democracia!
Sin desdeñar la importancia de las demás elecciones, la del Estado de México ha sido llamada “LA JOYA DE LA CORONA”. A ella me referiré aquí de manera especial. Si lo que han reflejado encuestas y comentarios se hace realidad, la competencia de mañana en esa entidad se dará entre PRI y Morena (entiéndase López Obrador). No hay un buen pronóstico para el PAN, como sí lo tiene en Veracruz, Coahuila y Nayarit. Al del PRD le faltó tiempo en el Edomex…
Pues yo, por culpa de esa juventud que no se me quiere acabar, sigo siendo optimista y mantengo la validez del refrán que nos dice: “no hay mal que por bien no venga”.
Sea cual fuere el resultado —y si no se anula litigiosamente el proceso—, hallaremos, a pesar de los pesares, algo positivo en la cuenta final de votos.
¿Por qué? Por la sencilla razón de que si gana el PRI —lo que le daría oxígeno para llegar con signos vitales a los comicios del año próximo— provocará que los demás partidos y amplios sectores de la población se den a la tarea de ver qué hacen con él y evitar que arribe a la Presidencia de la República en el 18. Y si gana Morena, el fenómeno sería el mismo: los demás partidos y amplios sectores de la población buscarán una nueva derrota del tabasqueño, lo cual a nadie debe sorprender, pues si él — que forma parte del sistema y recibe sus beneficios— está contra todos, resulta perfectamente explicable que todos estén contra él.
Como verá usted, si no nos derrota la derrota, siempre hay una causa y una trinchera.