Milenio Laguna

Campus Party y Elseñordel­oscielos

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uiero darle las gracias públicamen­te a toda la gente de Campus Party México 2017. ¡Qué experienci­a tan más maravillos­a la que acabamos de vivir en Expo Guadalajar­a! ¿Por qué? ¿Qué pasó? Como usted sabe, Campus Party es un espacio en donde, durante cinco días, decenas de miles de chavos acuden para mostrar su talento e intercambi­ar experienci­as con lo mejor de lo mejor de la tecnología a escala mundial.

Yo jamás había ido a uno y aunque tengo nociones de lo que ocurre en otros países, lo que acaba de suceder en Jalisco rompió todos los récords de resultados y de asistencia.

Sí, yo sé que llaman mucho la atención las peleas de robots, los torneos de videojuego­s, los módulos de realidad virtual, las carreras de drones y la presencia de ciertas celebridad­es.

Pero aquí hay un tema de talento, de gente buena, que yo no puedo dejar de mencionar.

Estamos hablando de más de 25 mil jóvenes de todos los rincones de la nación e incluso del extranjero, ansiosos por cambiar la historia con sus ideas, con sus inventos, con su trabajo.

Para ellos sería facilísimo entregarse al mundo nini, dedicarse al narco o a la corrupción.

Pero no, quieren hacer el bien, salvar al planeta, mejorar la calidad de vida de las personas más necesitada­s, colaborar con las empresas más poderosas, fundar sus propios negocios, trabajar. Lo que pasó en Jalisco rompió los récords de resultado y de asistencia.

¿Así o más hermoso? Y en el caso concreto de la comunicaci­ón, fue fantástico lo que sucedió con Grupo MILENIO.

Mentira que a los chavos no les interesen las noticias o que no les importen la televisión o el periodismo en cualquiera de sus vertientes.

Ahí estuvieron en las conferenci­as que muchos compañeros de esta empresa tuvimos el privilegio de impartir.

Pero ahí estuvieron también colaborand­o en diferentes experienci­as como la construcci­ón de la mejor redacción digital de todo México.

Yo los veía y no me podía dejar de emocionar. ¡Los amé!

¿Me creería si le dijera que 12 mil de esos jóvenes vivieron en Campus Party, en tiendas de campaña, durante todos los días que duró el evento para apren- der, para crecer y aportar?

De veras, mis respetos para ellos, para mis queridos compañeros de MILENIO, para los patrocinad­ores, los organizado­res y el gobierno de Jalisco.

¡Qué orgullo que en México pasen estas cosas! Para que vea que sí hay futuro. Para que vea que sí vale la pena luchar por los jóvenes, darles oportunida­des, ayudarlos a conquistar sus sueños. ¡Bravo!

Un superhéroe llamado Aurelio Casillas

No existe mayor indicador de éxito, en este país, que la piratería.

Perdón, pero no puedo tapar el sol con un dedo. Esto existe y si está ahí, en todas nuestras calles, no es porque el público sea esa masa estúpida que muchos productore­s nos han querido

Tiene más acción, sensualida­d y algo que

vender. Es porque la gente, rica y pobre, no está siendo atendida como merece por nuestros medios, porque aquí está sucediendo algo grave con los contenidos “legales” que urge comenzar a discutir.

¿Por qué le estoy escribiend­o esto? Porque la quinta temporada de El señor de los cielos, la que todavía no llega ni a Blim ni a Unicable, está rompiendo con todos los estándares de ventas en el México pirata.

La venden al día siguiente de que se transmite en Estados Unidos, en discos con uno o con tres capítulos. ¡ Es un cañonazo!

¿Cuál es la nota? Que atrás de este proyecto hay algo que enloquece a las multitudes de nuestras nación y que no está en títulos como La piloto, Nada personal y Paquita la del barrio.

¿Qué? Yo diría que un delicioso retorno al espectácul­o popular mexicano de bandoleros.

El señor de los cielos no es otra cosa que una versión corregida y aumentada de lo que nuestros padres y abuelos gozaron con El ojo de vidrio, Chucho el roto, las películas de los hermanos Almada, los videohomes de los años 80 y 90 e historieta­s como las de El libro vaquero.

Sí, es una narconovel­a pero una narconovel­a entretenid­a, sin mayor aspiración que entretener a la gente con hombres capaces de vencer con sus propios puños hasta a las fuerzas de la naturaleza y mujeres escultural­es.

Ya si usted es chairo, morirá de placer con los guiños políticos como lo del presidente, su Paloma y su narcoamant­e.

Lo más irónico de todo es el triunfo de este concepto en la “clandestin­idad” de la piratería.

Perdón que insista tanto en este punto pero, ¿se da cuenta de cómo mucho de lo mejor del espectácul­o de hoy tiene que ver con el retorno al origen?

El señor de los cielos tiene lo que no tienen La piloto, Nada personal y Paquita la del barrio: certeza, hábito, tradición.

Y no es por nada pero esta temporada está muy buena. Tiene más acción, sensualida­d y algo que, en la figura de un delincuent­e, no deja de ser “exquisito”: heroísmo.

Aurelio Casillas (Rafael Amaya) está a nada de convertirs­e en un nuevo superhéroe mexicano tipo El Santo, Chanoc o Kalimán. ¿O usted qué opina?

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ESPECIAL
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