Inseguridad y corrupción frenan el crecimiento de México: Ceesp
a preocupación por la situación actual y futura de los hogares, empresas y la economía, aunado a que no es buen momento para invertir, se refleja en el bajo nivel de confianza de consumidores y empresarios, factor que recae en el mercado interno e inversión, indicó el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (Ceesp).
En su análisis ejecutivo, la institución señaló que buena parte de esta percepción puede estar relacionada con el deteriorado ambiente de seguridad y corrupción en el que se tienen que desempeñar diariamente los agentes económicos. “La corrupción ha alcanzado niveles preocupantes, sin una expectativa de mejora en el corto plazo; los constantes escándalos de funcionarios corruptos o de obras mal diseñadas, sin duda generan un entorno de desconfianza para invertir”, apuntó. “Los resultados de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (Ensu) muestran que en junio de este año, 74.9 por ciento de la población mayor de 18 años consideró inseguro vivir en su ciudad”, el porcentaje más alto desde que se inició el sondeo, en septiembre de 2003. “Lo más preocupante es el resultado de las estadísticas de los homicidios durante 2016, los cuales ascendieron 15 por ciento más que un año antes. “Mientras el país se encuentre inmerso en un ambiente de elevada corrupción, impunidad, inseguridad, pobreza y desigualdad, la confianza empresarial y de los consumidores seguirá debilitada”, señaló.
El Ceesp indicó que para consolidar el mercado interno se requieren esfuerzos importantes, como fortalecer el estado de derecho para elevar la confianza que detone un mayor nivel de inversión productiva y el consumo.
Añadió que la solución para estos temas no es de corto plazo: “Hay que iniciar de inmediato con propuestas viables, sobre todo ante el periodo electoral de 2018; sin olvidar que cuando se requiere una solución, cualquier promesa pueda ser atractiva”.
Resaltó que en términos generales, la evolución de la economía es estable, aunque lejos del ritmo de crecimiento que se requiere para beneficiar a la población. “Crecer 2.5 por ciento no tiene nada de extraordinario ni nos lleva a una etapa de expansión cuando el promedio de los últimos 24 años ha sido de 2.6 por ciento”.