Priismo duranguense
Escenario por demás complicado para el PRI. Según encuestas, el análisis de la comentocracia seria, pero más por lo que escucha uno en la calle, el tricolor no tiene con qué ni con quién retener la presidencia de la república en 2018.
En este sentido, lo que sucede en Durango con el otrora invencible partido no es cosa irrelevante.
Justo cuando la popularidad e imagen de Peña Nieto - el “primer priísta” según arcaica forma de llamar públicamente a los ejecutivos federal, estatal o municipal surgidos del tricolor-, rueda por los suelos, en el estado que gobierna el opositor José Rosas Aispuro el Revolucionario Institucional se empeña en mantenerse dividido. En Durango capital, unos; en la Laguna duranguense, otros. Para todos, es imposible la existencia y funcionalidad de un solo PRI.
Esto no es nuevo, de hecho la división del priísmo duranguense data de años y se finca en un acentuado regionalismo. Mientras los duranguenses capitalinos han sido dueños del partido, los duranguenses laguneros han tenido que aceptar y someterse a sus caprichos. Jorge Herrera Caldera y Esteban Villegas (ex mandatario y ex aspirante a sucederlo) ya comprobaron en carne propia los latigazos de la necedad y cerrazón. El verticalismo provoca fisuras, heridas, venganzas. Las diferencias políticas y claramente ideológicas del priísmo duranguense –incluido el lagunero- poco o nada aportará al proceso presidencial dentro de un año. Al PRI nacional no lo salva nadie, y menos, así, el priísmo duranguense.
Luis Enrique Benítez Ojeda es su nuevo dirigente porque así lo decidió, ¿cuándo no?, ese verticalismo autoritario de su partido. Benítez es un político duro, experimentado, canchero, y amigo y cercano de quien debe serlo ahorita. Así, sin miramientos, llega a la presidencia del CDE, ante la mirada - otra vez atónita-, de quienes creen, en la Laguna duranguense, en Gómez Palacio, que podrían colocar a un alfil y empezar a marcar la ruta hacia la sucesión gubernamental en 2022. El pastel político duranguense, entre priístas, se está preparando. ¿Llevará lácteo lagunero? La traición paga.