El perdón y la dialéctica del amo y del esclavo
H egel propone que aquel que tiene miedo de morir durante una confrontación es quien termina siendo esclavo. La historia, según Hegel, es una serie de luchas en las que seres humanos intentan poseer el deseo del otro, y ese otro reacciona porque no busca la realización de un deseo ajeno, sino del propio. De esa manera, pelean a muerte. Quien deja de hacerlo, pierde su libertad.
Parecería que el perdón se entiende como una derrota. El diccionario de la Real Academia de la Lengua define la palabra perdón como “remisión de la pena merecida, de la ofensa recibida o de alguna deuda u obligación pendiente”. La palabra clave es “remisión”. El que perdona renuncia a una restitución. Hace una excepción al castigo de la ley.
El que perdona, entonces, parece que deja de luchar, y en vez de entregarse a una lucha a muerte, se retira y parecería que se somete. Pero, ¿es así en realidad?
Debemos pensar que el perdón que han otorgado algunos que han sido víctimas de violencia extrema, que han perdido familiares, posesiones o partes de su cuerpo, no corresponde a un sometimiento, sino a una reacción ante una imposibilidad: la restitución simbólica y penal de la ofensa. La verdad se ha escondido de la ley.
En nuestro país, las instituciones cambian de nombre, de directivo y de personal, como parte de un proceso en que la realidad lingüística y legislativa se reinventa a la par de la instalación de nuevos objetivos políticos de los partidos o grupos que han ascendido al poder.
Ante tal laberinto, el denunciante se descubre huérfano y aquejado por un fantasma que no lo deja descansar. Sufre carnal y espiritualmente, pues para él o ella la ofensa se halla en el orden de lo personal, y para las instituciones inestables que deben procurar la justicia es sólo un expediente que puede extraviarse o cuya resolución se aplaza indefinidamente.
El que perdona no es un esclavo, más bien es un individuo que se declara amo de su propio presente, y decide dejar atrás la maldad que lo vino a destruir para seguir con una lucha más profunda: la justicia para todo un sector que cada vez va creciendo más, ya que, por desgracia, en este país es peligroso existir, y el número de afectados aumenta cada día.