Le pasó a Erika
¿Muerto el niño a tapar el pozo? Tuvo que ser violentada una mujer en Puebla, en un taxi “seguro” a manos de un chofer, para que en Ciudad de México, las autoridades decidieran verificar a los conductores de Uber y Cabity, confirmar si no tienen antecedentes penales y si cumplen con los requisitos de confiabilidad necesarios para el desempeño de su profesión. Es tan sólo una arista del problema de la inseguridad al que están sujetas las mujeres en este país. No es la primera vez que una mujer es secuestrada, violada y asesinada a bordo de un taxi. Quienes han corrido con suerte, han sufrido lesiones que tardan quince días en sanar, como eufemísticamente rezan los partes de novedades policiacos al narrar un asalto. Y las agresiones se han perpetrado a plena luz del día, no sólo en la madrugada, para quienes gustan de cuestionar un dato: ¿qué hacía una joven en la madrugada?, como si ese hecho ya fuera suficiente pretexto para justificar la violencia. El caso es cercano. Le sucedió a una compañera de profesión, Erika, que salió de su trabajo, por la noche, abordó un taxi y el chofer, lejos de brindarle seguridad, la llevó a un lugar apartado, la golpeó e intentó asaltarla. La periodista como pudo se defendió y no salió bien librada. Sin embargo, pudo salvar su vida. El hecho aconteció en Torreón. Ya han pasado años y las historias de ese tipo se repiten, por desgracia, en toda la República Mexicana, algunas de esas crónicas se trasladan a denuncias y los resultados son pobres en cuanto a órdenes de aprehensión cumplimentadas.
Mara movilizó a centenares de mujeres. Todas ellas cansadas de que esa violencia se minimice por las autoridades en turno y quienes difunden que si son víctimas, es porque salieron de su casas a deshoras. Bajo semejantes criterios, ¿Erika tendría que pedir perdón a las buenas conciencias por salir de su trabajo por la noche? ¿Debería dejar de trabajar pues, para no tener que tomar un taxi por la noche y exponerse a ser violentada? No exagero, es lo que de pronto se difunde en redes cuando se sataniza a las mujeres por transitar de noche. Si el tema se centra en que las mujeres no deben circular de noche y de no ponerse en el tocadero, para que no te toque, se trivializa la lucha por la seguridad. El tema de fondo es: ¿cómo garantizar seguridad a una mujer que aborda un taxi sea de la empresa que sea, si esas empresas no indagan a fondo quién conduce bajo su marca y tampoco se los exige la autoridad. En Ciudad de México, se están tomando acciones, aunque tarde, y el resto de las ciudades que ofertan estos servicios de transporte público debieran hacer lo propio, para empezar y demostrar que sí están interesados en erradicar una de las tantas formas en que se violenta a las mujeres.