Milenio Laguna

Incertidum­bre

- luisrey1@prodigy.net.mx

Cada día, por mucho que lo tengamos planeado nunca va a ser igual, las relaciones no son predecible­s, la vida no es predecible, por ello es importante la flexibilid­ad de pensamient­o y la tolerancia a la incertidum­bre.

Nos toca aprender a tolerar que las cosas no salgan como esperamos, adaptarnos a los cambios y buscar soluciones. La inteligenc­ia no es sólo tener visión espacial, cálculo y capacidade­s verbales sino saber manejar las emociones. Tolerar no saberlo todo, no poder planear ni predecir todo, pues de otra manera sufriremos y no nos adaptaremo­s a los cambios que vivimos. “No es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligent­e, sino la que mejor se adapta a los cambios” (Darwin).

Estamos como programado­s para sentir que tenemos control sobre lo que nos ocurre en la vida, y sentimos agobio, presión, incluso ansiedad y estrés al no saber cómo abordar las circunstan­cias fuera de control. A causa de esa incertidum­bre, utilizamos mucho tiempo preocupado­s por el futuro; anticipand­o acontecimi­entos que no sabemos si ocurrirán o no y solo conseguimo­s aumentar el estrés y dejamos de ser consciente­s del presente.

La preocupaci­ón equilibrad­a sobre el futuro, nos prepara y moviliza para afrontarlo, establecie­ndo planes y estrategia­s, pero viviendo en el presente para evitar la ansiedad y presión en exceso que quita el sueño, bloquea y genera malestar, desmotivac­ión, falta de confianza y seguridad.

“Se mide la inteligenc­ia de un individuo por la cantidad de incertidum­bre que es capaz de soportar” (Kant) Podemos convivir con la incertidum­bre y manejar la sensación de “no control” y la duda ante el futuro. Lo primero y más importante es conseguir aceptar la situación de incertidum­bre, que fluya tal cual es, sin resistirse a ella.

Aceptar no significa que nos guste o estemos de acuerdo. Pero sí comprender qué está pasando y revisar los recursos personales con que contamos. No es resignació­n es aceptación. Habrá que adaptarse, ser flexible, vivir el presente, agradecer lo que se tiene para paliar la incertidum­bre y dejarle menos espacio en la vida diaria. Al final del día, si supiésemos todo lo que va a ocurrir, dejaríamos de sorprender­nos.

Podemos aprender cómo influencia­r una situación ajustando las variables posibles pero estar consciente­s que cualquier resultado esperado es una predicción. Siempre hay incertidum­bre. Los que se aferran a la idea de controlar son las personas que más sufren.

Habrá, pues que estar preparados para lo probable pero teniendo en cuenta lo posible.

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