La gran Sor Juana Inés de la Cruz
Creo que en quinto grado fue mi primer encuentro con Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, gracias a mi Cuaderno de Trabajo de Lengua Nacional, Historia y Civismo, que nos presentaba a esta mujer excepcional nacida en Nepantla, Estado de México, a la vera del Popocatépetl y el Iztaccíhuatl, el 12 de noviembre de 1651.
El texto gratuito por supuesto no transcribía su famosa redondilla: Hombres necios que acusáisalamujersinrazónsinverquesoisla ocasiónde lomismoqueculpáis.Siconansiasin igualsolicitáissudesdén,¿porquéqueréisque obrenbiensilasincitáisalmal?, que luego en mi juventud conocería y entendería.
El objetivo era inculcarnos el ejemplo de una niña que sabía leer y escribir desde los tres años, tuvo gran apego por la disciplina, el estudio y los libros, hablaba latín, español y náhuatl, y por las costumbres novohispanas no pudo ingresar a la Universidad, pues a las mujeres les estaba prohibido.
Aun cuando tenía las puertas abiertas de la corte virreinal y la vida laica, aquel impedimento —y su rechazo al matrimonio— fue motivo fundamental para que abrazara los hábitos religiosos y en el encierro del Convento Jerónimo el cultivo incesante de su intelecto.
Su existencia contó con episodios fenomenales, como el examen que rindió ante 40 expertos en diversas ciencias a quienes sorprendió con su sabiduría, y altruistas, como la venta de su biblioteca de más de 4 mil libros, sus joyas e instrumentos de música para socorrer a los pobres, así como el cuidado y la asistencia que otorgó a sus compañeras religiosas enfermas, lo cual hizo que contrajera la peste y falleciera a los 43 años.
Físicamente hermosa, como la revelan los retratos con su atuendo de monja y rodeada
de libros, generó una obra amplia y de diversos géneros; por ejemplo, poemas y sonetos que encierran sentimientos muy humanos —no divinos—: Detente,sombra de mibienesquivo, imagendelhechizoquemásquiero,bellailusión porquienalegremuero,dulceficciónporquien penosa vivo…
Y hoy que impera la devoción por los bienes materiales, la Décima Musa nos legó reflexiones que deberían ser referente para la superación ética del ser humano: Yonoestimotesorosni riquezas yasísiempreme causamáscontento ponerriquezas enmientendimientoquenomi entendimientoenlasriquezas…
A 366 años de su natalicio, recordemos su paradigma, pues todavía falta camino por andar para alcanzar la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres y, con ella, meditemos que construir un mundo mejor nos exige consumirvanidades de lavidaqueconsumirlavidaenvanidades…