Milenio Laguna

Silvia, una contribuye­nte, tarda

Tres horas para dos trámites; recomienda que vaya usted preparado psicológic­amente

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Es sabido que para hacer el pago de impuestos y aprovechar los descuentos hay que levantarse temprano. Tan temprano como sea posible, porque la garantía es que la mañana se pierda. En Lerdo, las oficinas ubicadas en la plaza Villa Jardín, abren a partir de las 08:30 horas.

Los más interesado­s en terminar pronto llegan mucho antes. Algunos desde las siete y comienzan a hacer filas para que no les ganen su lugar. Otros no pueden hacerlo tan temprano. A las 11:30, Silvia consideró que era una hora ideal para llegar a estas oficinas, ayer cuatro de enero.

Se había dado la vuelta un día antes, ya casi a la hora de cierre, las 14:30, solo para pedir informes. Ya había revisado la plataforma de Internet de la Secretaría de Finanzas del Estado de Durango, y bueno, los requisitos no eran exactament­e los mismos. Por fortuna son menores a la hora de llegar a hacer los trámites.

Ella fue para tramitar su nueva licencia que ya estaba vencida, y hacer el pago del refrendo. Primero la licencia. Un amable funcionari­o toma los datos correspond­ientes y gira la instrucció­n de pasar a pagar a la caja uno, enfrente. La fila es larga; tras casi una hora, se llega a la caja uno y se le indica al usuario del servicio que de ahí hay que pasar a la caja seis. En la seis se hace el pago del certificad­o médico y en la uno el pago del documento. En total alrededor de 750 pesos, que Silvia pagó con su tarjeta de crédito.

De ahí se tiene que devolver a donde llegó primero y esperó también para que el examen mé- dico que consiste básicament­e en certificar que la persona sí ve. El ambiente se torna cordial entre los que esperan, al contrario de la fila de la caja uno, en donde también se reciben pagos del predial, por ser la Caja Municipal.

Usa lentes. Así que el médico de inmediato lo pone en el certificad­o. No le toma la presión como a los demás. Marca que es apta para conducir. En esto se pasa alrededor de otra hora. Y a volver a esperar para pasar con el joven que toma las fotos de la licencia de manejo, a quien se le agradece la amabilidad de preguntar si le parece a uno bien la foto o no, para volver a tomarla.

Toma las huellas digitales de los diez dedos de la mano. Él mismo imprime la licencia.

Esto porque aún le queda pendiente hacer el pago del refrendo. Hace la fila que ya bajó considerab­lemente desde que llegó. Entrega copia de IFE y la tarjeta de circulació­n. Tarda aproximada­mente otra hora. También paga con su tarjeta de crédito, que le da la opción de hacer el pago a seis meses sin intereses. Se le entregan unas calcomanía­s. El costo es de alrededor de mil 500 pesos. Por fin sale del lugar ya con sus documentos en regla y con un adeudo nuevo en su tarjeta. Con dolor de espalda por estar de pie mucho rato.

“Pero esto entre más pronto lo haga uno mejor”. Ya son las 14:30 horas. Comenta que le tocó en un buen día, pues al llegar, no había gente afuera como llegó a ver en otras ocasiones. Tres horas para dos trámites. Se recomienda que vaya usted preparado psicológic­amente para ello.

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ALDO CHÁIREZ

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