El Consejo de Guerra vería caso Felipe Ángeles
El General Pablo D. Quiroga sería el encargado de presidir la causa. Se hablaba de que lo más seguro es que contra Ángeles pesara la pena de muerte por fusilamiento
Felipe Ángeles fue soldado federal. Pero era una persona compasiva que evitaba atacar a la gente inocente. Fue privilegiado en sus tiempos, estudiante de grandes dotes para la teoría y vocación enorme para la práctica. Se le llegó a acusar de idealista. Su historia es un hito. Terminó del lado contrario al que comenzó en la revolución.
Así que era un traidor. Pero también un punto de unión entre los rebeldes y el gobierno, lo que no le perdonó jamás el gobierno. Se creía que con su captura y muerte, cesarían por fin los últimos resquicios de la revolución. Lo invitamos a buscar información sobre este hombre.
Volviendo a las tensas relaciones entre México y los gringos, pues nada, desde el otro lado nos exigían que fuera liberado y de forma inmediata, el cónsul Jenkins detenido en Puebla. El oso que se aventó Jenkins fue que las averiguaciones lo iban haciendo ver como co-autor del ilícito. El primer auto secuestro documentado en el país.
Pero eso era lo de menos por que el gobierno de Wilson se sentía ofendido por esa detención. Donde no fuera al revés y agarraran a un mexicano haciendo algo por allá porque no había petición diplomática que valiera. Y seguimos más o menos en las mismas condiciones.
Se daba a conocer que la peste bubónica ya no andaba por Nueva Orleans y pedían que el gobierno mexicano levantara las cuarentenas a los barcos que venían desde allá para acá. Total los gringos eran así de todo pa mi y pa mi y pa mi, y ahí ustedes háganse bolas. Y pues no necesito recordarles que eso sigue igual o peor.
La gente en La Laguna andaba bien volada por que los comerciantes tuvieron la ocurrencia de organizar un concurso de aparadores con motivo de la cercana navidad. Los adornos debían ser únicamente del establecimiento, se las han de haber visto negra los de los artículos de agricultura, aunque la gente era bien creativa. El primer premio eran 150 pesos, el segundo 100 y el tercero 75.
Una gavilla de numerosos bandidos atacó un tren de pasajeros en las inmediaciones de Cheyenne, en el otro lado. Desvalijaron a todos los pasajeros que pudieron y además los carros del vagón Express cargados con valores. El liderazgo malandrín era de William L. Carlisk obviamente gringo. Y se admiraban de los bandoleros mexicanos y el delito acá.
Los británicos padecían una epidemia de influenza y de la española, que tantos decesos dejaba. De Londres salieron en tren varias brigadas sanitarias a las poblaciones del Reino Unido para llevar provisiones y medicamentos, además de personal médico que contuviera la enfermedad.
Mientras los hombres gringos y mexicanos andaban cono tremendos pleitos, para fines de año se preparaba una convención femenina de La Tabla Redonda en San Antonio, Texas. La primera de todas. El tema era la educación. Un auténtico reto en esos tiempos para un país y el otro.