Trump, la visita, Peña y el dilema de los candidatos
Todos sabemos que el gobierno de México no pagará por el muro en la frontera. Tal vez lo más absurdo del asunto es que, a pesar de esa certeza, la ocurrencia de campaña de Trump siga siendo el asunto que causa los mayores descalabros en la relación entre ambos países.
Es una fake news con verdaderas consecuencias políticas, generalmente negativas para el ocupante de Los Pinos.
El más reciente episodio no es muy diferente a los pasados.
Luis Videgaray y Jared Kushner creen que es un momento adecuado para que los presidentes se reúnan, en México quieren una foto que permita borrar la de tiempos de campaña y que señale otro tono. Después de todo, ahí sigue la negociación del TLC, México ha emprendido durante todo este año una nueva campaña de detención de migrantes centroamericanos que quieren llegar a la frontera y se ha mantenido en silencio frente a la amenaza a millones de mexicanos por la cancelación de DACA y el aumento a redadas y arrestos en el interior de Estados Unidos contra connacionales.
Frente a los rumores de la visita, Trump, como lo ha hecho siempre, utiliza Twitter y la emprende contra el gobierno mexicano y los migrantes, lo que hace dudar a los mexicanos. Kushner y Videgaray arreglan una llamada para “medir las aguas”. La conversación se atora en el absurdo del pago del muro. No habrá visita. Una vez más, el gobierno de México queda mal parado.
No aprendemos. En alguna oficina de la cancillería aún se cree que el señor que ocupa la Casa Blanca no es el que todos ya sabemos que sí es, y cómo su único interés es el electoral le es imposible echarse para atrás de una promesa de campaña, por imposible de cumplir que ésta sea.
Una vez más, el gobierno de México se estrelló con el muro.
Frente a este dilema, ¿qué hará el próximo presidente de México?
Muy poco sabemos. López Obrador insiste en que él lo convencerá, good luck
with that. Anaya hace videos para seguir discutiendo el absurdo del pago del muro y Meade reitera el no pago y luego habla de dignidad y respeto. Es decir, palabrería. Nada en concreto. No es poca cosa que los presidentes de México y Estados Unidos no puedan tener una reunión bilateral seria.
Y frente a eso, ni al actual gobierno de México ni quien sea que encabece el próximo parecen tener una peregrina idea de cómo desatorar el enredo.