Bola de informales
La propaganda y las ideologías políticas usan el clisé de que México es una República integrada, más bien homogénea, y que no importan las desigualdades sociales, las clases en lucha y las diferencias regionales.
De inmediato aparece una distinción grave por las posibilidades de empleo y de remuneraciones. Roberto Campa, secretario de Trabajo y Previsión Social, acaba de precisar que de 54.5 millones económicamente activos, 30 millones se encuentran en la informalidad, así que se calcula que alrededor de 6 de cada 10 personas ocupadas en el país sobreviven con esa condición.
Ironiza Campa: “… se avanza paso a paso. Hay quienes nos dicen que paso a paso no es la solución, que para avanzar necesitamos dar un salto. Mientras no sea uno al vacío revisemos todas las opciones para avanzar de la mejor manera en un tema que es central, como lo es generar nuevos empleos”.
Ciertamente que los informales carecen de los sueldos y servicios de salud, y de cualquier esquema de ahorro.
“La enorme mayoría de quienes trabajan y ganan un salario mínimo, prácticamente todos, están en la informalidad”. Benevolentes e ilusos, firmaron un convenio la STPS y la CNDH por un trabajo digno y remunerado.
La división acarrea “enormes diferencias regionales”. En esas zonas más rezagadas como el sur de México, 8 de cada 10 personas ocupadas están en la informalidad, mientras que en el centro del país son 6 de cada 10 y en el norte de la República llega hasta 4 de cada 10.
Destacó Campa que, según cifras del Seguro Social, se han logrado poco más de 3.5 millones de nuevos puestos de trabajo, los mismo que se generaron en las dos administraciones anteriores completas, sumadas.
Ya en las postrimerías peñanietistas, alardean: en enero, el mejor mes en 12 años, con 113 mil nuevos puestos; febrero, el mejor mes de que se tiene registro, con más de 160 mil nuevos empleos.
Los salarios mínimos no son los que quisiéramos, dijo. Antes, el salario era de 60 pesos y centavos y en diciembre 88 pesos y centavos.
También informó que la informalidad se reducirá en poco más de 3 puntos, con el advenimiento de un millón 600 mil personas que pasarían a la formalidad.
No se dijo de lo que implica para quienes logran uno o dos salarios mínimos, los gastos de manutención, de habitación, de pasajes, de vestido.
Por lo tanto, los mexicanos en su mayoría viven en la precariedad y bajo los saqueos del sindicalismo charro que sigue vigente sin solución de continuidad.
Las vísperas electorales en México se advierten como un periodo donde la violencia, los robos y la inseguridad son marca común.
La posibilidad más que mediana de que AMLO pueda ser el presidente de la República, acarrea ilusiones y fantasías, así como temores. Y no se suscitan confianzas y esperanzas con los otros candidatos partidarios.
Los candidatos priista y panista no son personajes atractivos ni tienen partido que convoque. De suerte que ya son inminentes las violencias de las luchas y ambiciones políticas.
Día con día, las ocupaciones y preocupaciones se acumulan y son, no solamente posibles, sino probables enfrentamientos en más de un estado.
Por supuesto, no hay ideología que haga pensar en otros derroteros. Y con varios estados en guerra interna, la confusión y los miedos se difunden.