En La Continental Rubber Co., empleados declaraban la huelga
La labor de los disidentes bolcheviques comenzaba a hacer efecto en Torreón; los descarados pedían un aumento de salario y disminución de horas de trabajo. ¿Qué se creían esos? ¿Cómo se atrevían?
Eso estaba muy mal, pero estaba mucho más peor el rumor de que Pancho Villa andaba rondando por las cercanías de San Pedro, según información proporcionada por los Madero, dueños de la Hacienda de las Delicias, que al saber del rumor, se vinieron a Torreón rápidamente.
Y como querían comenzar bien el año, los encargados del Ferrocarril en esta ciudad, dictaron una noble medida moralizadora respecto a las gratificaciones, porque ya sabe usted que aquí todo se resuelve con pesos: se excitaba al público a no darlas y a los empleados a no agarrarlas, so pena de destitución.
La Liga de Fútbol local comenzaba sus partidos ese domingo. Y vaya comienzo. El juego iba a ser en el Parque España y el equipo rival del Nacional, no se presentó al juego, así que ganaron los que si estaban, sin jugar.
En el país estaba boyante la venta de implementos y maquinarias agrícolas. Los encargados de los negocios ya tenían pedidos a surtir hasta el mes de marzo, y se preveía una venta mensual de alrededor de 30 mil pesos en estos objetos. La paz en México estaba cercana. Esta era buena señal. La sangre había regado los campos de cultivo. Quizás los frutos fueran buenos.
Pero el mundo entero tuvo por entonces derramamientos de sangre. En la India había un grupo de rebeldes que buscaban su independencia. La brillante civilización cayó en las garras británicas y el mundo cambió para siempre, pues India se convirtió en colonia inglesa.
Los guerreros hindúes estaban en franca desventaja. Bretaña se jactaba de que contaba con aviones de combate, desde donde podían mandar ataques brutales, localizar enemigos y diezmar a la población. Buenos fueran cara a cara.
Las islas Felipinias, hoy Filipinas, también pedían su independencia y el Congreso yanqui estudiaba esa petición. Los pobres se habían liberado de España y seguían bajo un yugo. La colonización destruyó todo. A los filipinos aún les quedaba un tiempo bajo el yugo gringo.
En Ginebra, Suiza, fueron decomisados folletos que pesaban alrededor de una tonelada. Lo peor era que contenían propaganda bolchevique y al parecer tenían destino a España, Inglaterra, EU, Irlanda y Egipto. Al parecer habían sido impresos en Moscú y Berlín, y pasados de contrabando con los siempre neutrales suizos.