LUIS PESCETTI: IRREVERENCIA PARA NIÑOS Y ADULTOS
Como escritor, cantante, humorista y pedagogo, el argentino divide su ingenio entre un público eminentemente infantil y un eventual acercamiento a los mayores, siempre con una buena dosis de irreverencia
En una serie de vaivenes entre Argentina y México, donde residió por más de una década la presencia de Luis Pescetti se mantiene mediante libros novedosos como Unaquesepamostodos (Siglo XXI Editores, 2018) y conciertos donde ha implementado una dinámica a través de internet en que el público vota por una canción para que sea interpretada ese día. En esta entrevista telefónica le comento en tono de broma que David Bowie aplicó el mismo juego alguna vez y al ser elegido “The Laughing Gnome” —su tema más irrisorio, estrafalario y que lo avergonzaba— se negó a cantarlo, que si él haría lo mismo con uno que no resultara de su agrado: “No lo sé, no he hablado con Bowie (se ríe), pero yo no haría eso”.
En sus conciertos, el ambiente lúdico impera con canciones como “El niño caníbal”, “El vampiro negro” o el cover de “El Moco”, junto con una serie de chistes con un ligero toque de picardía y humor ácido que también se apodera de los adultos. Su lírica no es lo que la corrección política y la inocencia esperarían en un espectáculo de esta naturaleza.
En su faceta literaria, su singular versión de CaperucitaRoja o sus libros de cuentos como Elpulpoestácrudo, remiten a un humor delirante semejante a Monty Python, y del nonsense inglés del que se dice admirador desde hace años. Él intenta exhortar a los padres de familia a que sus hijos lean, pero que si ellos alegan que “no les gusta leer”, entonces el padre debe avocarse en hurgar en otros cien libros hasta hallar el indicado. Es así como él se adentra en una investigación de cien chistes hasta dar con uno que resulte gracioso y apropiado para su show.
Como una de las novedades profesionales de Pescetti, sobresale la serie de conferencias “Un niño, una voz”, durante esta primera semana de mayo en la Facultad de Investigaciones Filológicas de la UNAM; los donativos se donarán a las víctimas de los sismos de septiembre. Por otro lado, otro de sus proyectos concretados es el lanzamiento de la película de liveactionNatacha, su personaje literario más popular acerca de una niña hiperactiva y avispada y sus vicisitudes. Aunque en Argentina se exhibió desde 2017, en México no hay de momento una fecha oficial de estreno. “Inteligencia, crecer, gozo y alegría” son las palabras con las que define lo que ha aprendido de ella en un lapso de 20 años en que fue generada: “Para crearla me basé en una alumna muy inquieta que tuve, pero no creo que necesariamente traviesa. Los niños inquietos, los reales, son los que tenemos en casa, no los de los cuentos idealistas”. ¿En ese caso qué opinas de la actual corrección política? Yo viví en un tiempo en que lo políticamente correcto agobiaba. Todo tenía que ser como tal y terminabas cansado. Extendiéndolo en otro terreno, hay por ejemplo noticieros con los que desayunas y comes con imágenes políticamente correctas. ¿Y qué es para tí la irreverencia? Un falso culto a la autoridad. Cuando me subo al escenario tengo sentido de autoridad porque me importa el show que llevo, pero no se me ocurriría decir: “Respétenme solo porque soy Luis Pescetti”. ¿Cómo ves ahora a México? Con respeto y cuidado como extranjero, porque quiero mucho a este país. México se ha vuelto muy difícil últimamente… No puedo responder a eso, a veces trato de decir menos, pero estoy atento a sus conflictos. ¿Y cómo es tu caso en Argentina? También la veo con sus conf lictos, tratando una grita política que se restableció. Tiene una particularidad: por aquí muchos pasan, italianos, españoles, judíos, paraguayos. No ha cambiado el flujo migrante con la presencia de Mauricio Macri.