Milenio Laguna

Consejo de Salubridad seguía en Babia con asunto de la gripa

A pesar de los buenos sueldos y conocimien­tos en el tema, un grupo de gentes ‘acaudalada­s’ decidieron tomar el “cuerno por los toros”

- Redacción

Fue a instancias del médico Ángel Gutiérrez, muy joven por entonces, porque la mitad de Torreón al menos, estaba postrada en cama víctima del mal y era necesario llevar medicament­os y hasta comida a las casas donde vivía la gente más humilde. Incluso había casos de influenza hemorrágic­a que eran los más temidos.

Como todo buen Comité, este Comité particular anunció que iban a organizar actividade­s deportivas y teatrales a fin de conseguir fondos para la causa. Ironía de ironías, porque lo peor que se puede hacer en estas contingenc­ias es juntar a mucha gente en un solo lugar. Pero la buena intención ahí estaba.

En medio de ese caos sanitario, se esperaba la visita de varias personalid­ades, como el General J. Agustín Castro que iba por la gubernatur­a de Durango. También la de 45 excursioni­stas gringos que atendieron la invitación hecha por la Cámara de Comercio local a la de San Antonio, Texas y hasta los iban a llevar al baile de gala del sábado.

Otros gringos en México estaban en la capital a instancias de la Secretaría de Industria y Comercio, conferenci­stas que fueron agasajados de todos los modos posibles, y bueno, pues el que faltó fue el senador Fall. Mañosament­e se les brindaron dichos agasajos para que desde luego, hablaran bien de nuestro país.

En tanto se supo que ya el presidente Wilson había nombrado al nuevo Embajador de EU en nuestra tierra después de la dimisión de Mr. Fletcher que ocupara ese cargo y de quien muchos pensaban, seguro apoyaría al país en los intentos del senador Fall para que se lograra la intervenci­ón, pero no, Fletcher nos traicionó.

Nada se sabía del pailebot “Saba” que había partido del puerto de Veracruz; llevaba más de diez días sin mandar mensaje ni nada, así que se esperaba que hubiera naufragado y que todas las personas a bordo estuvieran muertas en el mar, ya que el Golfo de México de repente tenía unos temporales impredecib­les que podrían causar catástrofe­s así.

En contraste, a Tampico llegó un vapor alemán, el primero después de varios años de guerra, con una carga muy valiosa: químicos, drogas y medicament­os. Los costos para curar enfermedad­es se habían elevado mucho previament­e y se esperaba que esta situación mejorara con el intercambi­o comercial renovado.

Tumultos en Barcelona por la destitució­n del Capitán General Milans de Bosch; desde allá llegaban alarmantes rumores porque en esta ocasión no nada más los obreros se estaban poniendo al brinco, no señor, sino también los jefes oficiales y el Ejército. Fueron enviados barcos de guerra al puerto.

Aquello pintaba feo. Otro rumor sonaba, y era que Holanda no iba a entregar al ex káiser, e incluso que los Países Bajos se mostrarían resentidos ante la menor insinuació­n aliada sobre ese huésped incómodo. Por cierto EU decidió postergar la venta de 30 barcos alemanes que les requisaron a la brava a los germanos.

Al ex káiser le hicieron una película en donde se hablaba de su vida hasta el punto en el que estaba. Pero tribunales en Berlín ordenaron destruirla, ya que esa película encerraba una seria calumnia para el ex monarca en su carácter de hombre. ¿Saldría vestido de mujer? ¿Se diría que tenía muchos mayates? ¿Tendría mal alguna partecita de su cuerpo? Bueno, el ex káiser si tenía un brazo más corto que el otro. Si destruyero­n la película ya no sabremos que era aquello tan ofensivo.

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