Privatizó con una compra apalancada del grupo y otro par de compañías
de dólares al grupo desde que invirtió en el primer fondo de adquisiciones de KKR en 1982.
Taylor dijo que los tenedores de bonos minoristas, en lugar de sus anteriores dueños de capital privado, controlan ahora el trato de los trabajadores durante el proceso de bancarrota.
El estado de Washington al fi nal decidió seguir adelante con una inversión en el nuevo fondo de infraestructura de KKR después de dos reuniones públicas donde se le pidió a altos ejecutivos explicar las acciones de la fi rma.
Sin embargo, los funcionarios señalaron que en el futuro el grupo estará sujeto a un escrutinio adicional. Un compromiso que se discutió para el fondo de KKR que se centra en Europa, y que ya recibió una aprobación condicional, ahora se remitirá a toda la junta para su consideración.
El monto de dinero que se compromete al capital privado se disparó desde la crisis financiera en medio de los menores rendimientos de la mayoría de las otras clases de activos. Los fondos de pensiones acudieron en masa a las fi rmas adquisitivas de mayor rendimiento como una forma de satisfacer los crecientes costos de las obligaciones de jubilación.
Pero los defensores laborales argumentan que los altos rendimientos se lograron a expensas de los trabajadores. Las firmas de capital privado pueden incorporar gerentes dando incentivos por reducción de costos, y los empleados pueden enfrentarse a la pérdida de sus empleos si se amargan los acuerdos cargados de deuda.
Richard Muhlebach, un miembro del consejo sin derecho a voto del fondo de pensiones del estado de Washington, dijo a sus colegas que invertir en capital privado significa aceptar que si bien muchas compañías van a crecer y agregar empleos, algunas van a resultar perjudicadas, de acuerdo con una grabación de audio que revisó el FinancialTimes. “Habrá empresas a las que se les asigna una gran deuda, y algunas de ellas van a hundirse”, dijo Muhlebach. “Y habrá mucha gente que va a sufrir”.