Desde prisión, Lula lidera con 37% las preferencias
Encuesta pone en segundo lugar a la ultraderecha con 18.3 por ciento, seguida de otros cuatro contendientes, cuyo porcentaje no llega a 6%
El ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva sigue como favorito para las elecciones de octubre próximo y, pese a estar preso por corrupción y a que su candidatura puede ser vetada, tiene alrededor de 37 por ciento de intención de voto, según dos encuestas divulgadas hoy.
Un sondeo realizado por la firma MDA para la Confederación Nacional de Transporte (CNT, patronal), con un margen de error de 2.2 puntos porcentuales, sitúa a Lula con un apoyo de 37.3 por ciento.
En segundo lugar, de acuerdo con la encuesta, se encuentran el ultraderechista Jair Bolsonaro (18.3%), seguido de la ecologista Marina Silva (5.6%), el socialdemócrata Geraldo Alckmin (4.9%), el laborista Ciro Gomes (4.1%) y el liberal Álvaro Dias (2.7%).
Los otros siete candidatos registrados para las elecciones del 7 de octubre también fueron contemplados, pero ninguno de ellos llegó siquiera a 1%, según el sondeo realizado entre los pasados 15 y 19 de agosto, periodo en que fueron consultados 2 mil dos electores de 137 ciudades de todas las regiones del país.
Otra encuesta, también divulgada hoy por el Instituto Brasileño de Opinión Pública y Estadística a pedido de la Red Globo de Televisión y el diario O Estado de Sao Paulo, presenta un escenario similar, con Lula al frente.
El ex gobernante tiene, según Ibope, 37% de intención de voto, contra 18% que el sondeo le atribuye a Bolsonaro.
Marina Silva cuenta con un 6% de apoyo, mientras que Gomes y Alckmin están empatados con 5%, según la encesta Ibope, que tiene un margen de error de dos puntos porcentuales y escuchó a 2 mil dos electores de 142 municipios entre el 17 y 19 de agosto.
Lula está en prisión desde abril pasado, con una condena a 12 años por corrupción confirmada por un tribunal de segunda instancia, lo que según las normas electorales brasileñas le impediría postular a cualquier cargo público.
Aún así, el Partido de los Trabajadores (PT) inscribió la semana pasada su candidatura en el Tribunal Superior Electoral, que ya ha recibido diversos pedidos de impugnación apoyados en esas normas, entre los que figura uno presentado por la Fiscalía General.
También existen presiones del Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, integrado por expertos independientes y que en una decisión no vinculante anunciada la semana pasada pidió que se tomen “todas las medidas necesarias” para que Lula “pueda ejercer sus derechos políticos” como candidato, aunque esté en prisión.
Asimismo, solicitó que Brasil “no impida” a Lula, quien enfrenta El ex presidente de Brasil está en la cárcel desde abril y purga una condena de 12 años El Partido del Trabajo ya inscribió la candidatura del ex sindicalista, pero el gobierno busca impugnar otros cinco procesos penales por presunta corrupción, participar en los comicios hasta que todas sus apelaciones hayan sido analizadas.
La justicia electoral tiene plazo para resolver la situación de Lula hasta el 17 de septiembre, cuando faltarán 20 días para las elecciones.
El PT aún no lo ha oficializado, pero si Lula fuera vetado por su situación jurídica, la candidatura de esa formación sería asumida por Fernando Haddad, compañero de formula del exmandatario, quien sería acompañado por la comunista Manuela D’Ávila.
Operativos en Río: 12 muertos
Al menos cinco civiles y un soldado murieron el lunes en tiroteos registrados en el norte de Río de Janeiro, informó la fuerza armada, en medio de operativos de seguridad antinarco en barriadas brasileñas que obligaron a residentes aterrorizados a encerrarse en sus casas.
Separadamente, al menos seis presuntos criminales murieron el lunes cerca de un puente que une a Río con la ciudad vecina de Niteroi, dijo la policía. Cuatro fallecieron en enfrentamientos con los efectivos de seguridad, mientras que otros dos murieron en el hospital.
Hace poco más de seis meses, el presidente Michel Temer anunció medidas de emergencia que autorizaban al Ejército a tomar el mando de las fuerzas policiales en el estado de Río de Janeiro, donde las bandas de narcotraficantes y las milicias han provocado una escalada de la violencia.