La liebre, la tortuga y la apuesta de Riobóo
Si alguien apostó por el triunfo presidencial de Andrés Manuel López Obrador fue el grupo constructor Riobóo, que desde 2015 (o tal vez antes) se dedicó a elaborar una propuesta de aeropuerto alterno al actual de Ciudad de México. Su apuesta me recuerda a la vieja fábula de la carrera entre la tortuga y la liebre.
Y es que Grupo Riobóo, encabezado por el ingeniero José María Riobóo Martín, hizo pública en noviembre de 2015 su propuesta para construir una terminal en la base aérea militar de Santa Lucía. En una conferencia de prensa donde AMLO estuvo en su calidad de presidente de Morena, el ingeniero Riobóo y Sergio Samaniego Huerta, calificado como “experto en avalúos, topografía y geodésica”, y dieron a conocer lo que ellos consideraban factibilidad para construir la obra, que serviría no para reemplazar el actual aeropuerto capitalino, sino para complementarlo.
En ese noviembre de 2015 López Obrador insistió en no construir la terminal que actualmente se edifica en Texcoco, pues causaría un daño ecológico a la zona, y, lo más importante, agradeció “a los militares que permitieron a los expertos acudir a la posta de Santa Lucía para explorar la zona”, según se lee en una pu- blicación de hace casi tres años en el sitio oficial de López Obrador ( https://lopezobrador.org.mx).
Ayer, a meses del triunfo de AMLO, el equipo de López Obrador dio a conocer planos, bocetos y datos sobre la propuesta de terminal aérea de Santa Lucía, lo que indica que Riobóo y su equipo no dudaron del triunfo del tabasqueño, y mantuvieron desde 2015 sus trabajos de cálculo y diseño. Esos datos y bocetos fueron publicados en el sitio web de MILENIO.
Así que a nadie le extrañe la insistencia de AMLO por usar la base aérea de Santa Lucía para el nuevo aeropuerto. Se podrán discutir las ventajas o fallas técnicas en el proyecto de grupo Riobóo, pero lo que no deja lugar a dudas es que la decisión de hacer el aeropuerto en donde hoy está la base militar estaba tomada desde hace varios años.
Mencionaba anteriormente la fábula de la tortuga y la liebre. AMLO fue la tortuga que anduvo a paso lento desde 2015 cargando con sus planos del aeropuerto. Enrique Peña Nieto, por el contrario, hizo el papel de la liebre, pues aunque arrancó rápido, lo hizo a destiempo y no alcanzó a terminar una de sus máximas obras antes del cambio de gobierno. Riobóo hizo la apuesta correcta y está a punto de cobrar el premio.