Gamés quedó atrapado en la bola de estambre cuando se enteró de que México y EU eliminaron el capítulo XIX del tratado, referente a la solución de controversias en materia antidumping; para Canadá, la inclusión de éste era un asunto de principios y quedó
epantigado en el mullido sillón del amplísimo estudio, Gil intentaba comprender a qué clase de pacto comercial habían llegado México y Estados Unidos.
Ni con un taladro neumático penetraría los secretos de la negociación y entendería cabalmente Gilga este asunto, pero le queda claro que el pacto no es tan pacto, que se trata de una nueva propuesta bilateral, que el Congreso dio permiso a Trump para renegociar un tratado trilateral y no uno bilateral, que los negociadores mexicanos evitaron la ruptura, pero el TLC desapareció.
Gamés quedó atrapado en la bola de estambre cuando se enteró de que México y Estados Unidos eliminaron el capítulo XIX del tratado, que tiene que ver con la solución de controversias en materia antidumping. Para Canadá, la inclusión de este capítulo era un asunto de principios y quedó claro que no firmaría un acuerdo sin él.
Gil se conmisera. Si hubiera estudiado economía y realizado una maestría en Arizona y luego un doctorado en la Universidad de Pensilvania, si esto hubiera ocurrido, Gil sería Ildefonso Guajardo, y el doctor Guajardo estaría escribiendo esta página del fondo. Pero como no ocurrió así, Gilga ignora todo lo de las economías y no le entran en la sesera las controversias en materia antidum
ping y el capítulo 11 de protección a las inversiones y el 20 de procedimientos de resolución de controversias.
La verdad de las casas (muletilla patrocinada por el no tan olvidable Grupo Higa), si Canadá no se sube al acuerdo, lo cual se ve en chino, todo volvería al principio e Ildefonso Guajardo terminará en un manicomio. ¡Tres hurras para Ildefonso Guajardo! ¿Ya? Pasemos al salón fumador.
Las gracias
Gil lo leyó en su periódico La Jornada. Hace unos cuantos días, el Presidente electo agradeció las recientes expresiones —y prudencia— de Donald Trump hacia su persona y su país: “Agradezco al presidente Trump el respeto que ha manifestado hacia nosotros. También le agradezco que de un tiempo a esta parte ha sido muy prudente o no ha hecho comentarios ofensivos al referirse a los mexicanos. Esto lo tengo que agradecer y reconocer”.
Gamés no comprende: le agradezco al presidente Trump que no nos insulte. Gracias por no infamarnos todas las mañanas en sus tuits. Gilga leyó estas obsecuentes declaraciones después de leer un ensayo bien informado de Naief Yehya en su suplemento El Cultural de su periódico La Razón: “En junio aparecieron testimonios y denuncias de que algunos niños mexicanos mayores de 13 años habían sido desnudados y amarrados en sillas, esposados y sus cabezas cubiertas con bolsas (igual que lo hacen las fuerzas invasoras estadunidenses con los terroristas) y decenas de reportes de abuso sexual. Asimismo habían sido alimentados con comida descompuesta, golpeados y encerrados en solitario, por días, en Shenadoah Valley, en el estado de Virginia. En un centro de Shiloh, Texas, se les castigaba negándoles el agua y llamadas telefónicas privadas. Muchos fueron sometidos sin autorización a drogas sicotrópicas en supuestos casos de emergencia, argumentando que eran medicinas”.
Gil trepó en el mullido sillón y señaló al horizonte con el índice flamígero: ¿también le vamos a agradecer a Trump que 2 mil 300 menores fueran separados de sus padres, madres o tutores? Aigoeei.
El regreso de Napito
El líder del sindicato minero, Napoleón Gómez Urrutia, reapareció en México, después de 12 años de ausencia, para registrarse y recibir su credencial como senador plurinominal de Morena. Napito, hijo de su padre, dijo que estaba feliz de regresar y colaborar “para que realmente logremos terminar con la desigualdad, con la pobreza y con la corrupción”. En un gesto histórico, Gil se llevó los dedos índice y pulgar al nacimiento de la nariz y meditó: ¿y los 53 millones de dólares que se embolsó este sujeto? De verdad, como dice el Presidente electo, Napito ha sido un perseguido político. ¿Así empieza el combate a la corrupción de Morena? Por cierto, dos meses antes de la elección, la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje condenó a Napito y al sindicato a regresar 54 millones de dólares para repartirlos entre sus agremiados.
Todo es muy raro, caracho. Como diría Nadine Gordimer: El problema es que la información no es el entendimiento. m