Masha y los osotototes
i algo me gusta de la patria es que la cosecha de lords y ladies nunca se acaba. Siempre hay alguien que gusta de alimentar al monstruo insaciable de las redes sociales armando unos osos polares tamaño caguama para regocijo del público conocedor, pero también para generar distractores que impidan, sin duda, el análisis sesudo sobre las terribles fallas de la cuarta transformación. Digo, quién se va a preocupar porque Diego Armando Maradona llegó a México para formar parte de un compló del comunismo internacional, si él mismo llegando comienza a dar qué decir peleándose con los vecinos de la exclusiva zona residencial donde va a vivir, pues no quieren que el hombre vaya a perturbar la santa paz sinaloense, estado donde nunca pasa nada y todo es quietud y buena onda.
En ese sentido el oso del momento sin duda se lo está llevando el diputado priista José Luis Romero Calzada, de San Luis Potosí, al que podemos recordar por su campaña trepado en un burro y que en el Congreso fue y mentó madres y amenazó de muerte a quienes lo criticaban por corrupto (priista y corrupto, eso no hace esquina, por favor). Lo mejor es su voz meliflua mientras avienta sapos y culebras, debe ser un falso imitador del Escorpión Dorado.
De la talla está la doña que mientras se comportaba como Lady Polanco, se dijo amiga de Raymundo Collins, el próximo ex secretario de Seguridad Pública capitalino. Pobre mujer tan confiada, si don Ray nomás no da una y todos se le escapan (parece que está en competencia con la PGR en a ver quién aporta menos pruebas a sus expedientes, como se ha podido comprobar con los porros de la UNAM, donde al parecer el rector Graue nunca sabe lo que está pasando), menos la iba a ayudar en sus afanes de ejercer el consabido influyentismo.
Los que se siguen llevando el premio Masha y el osotote son losChuchos, que en el PRD son cada vez más relegados e innecesa- rios, al grado de ser condenados a la humillación pública. Ya nadie pela ni a Zambrano ni a Ortega, que sin curul ni escaño no son
naiden. Su problema es que les pasa lo que a Maluma, al que a pesar de sus cuatro beibis le duele que lo tachen de machista.
En una de esas los veremos disfrazados de “manuelitas” chiapanecas con tal de agarrar aunque sea un mendrugo de hueso para roer.
Oso mil el de Yeidckol Polevnsky, que se está peliando con Catémoc Blanco. Es Caté
moc, ¿qué esperaban? A ver si por lo menos cumple con lo del nada grato de Graco, que es en el fondo lo que importa. Esos osos no se asean.